Digamos que ganaste la carrera / y que el premio / era otra carrera / que no bebiste el vino de la victoria / sino tu propia sal / que jamás escuchaste vítores / sino ladridos de perros / y que tu sombra / tu propia sombra / fue tu única / y desleal competidora.
Blanca Varela

A veces nos defraudamos porque nos jugamos todo para que algo nos resulte y nos haga feliz o nos dé alegría y no resulte como lo idealizamos. Eso puede correr para el amor, para la familia, para cuando cocinamos o vamos a un restaurant, entre muchas otras cosas. Un fraude conlleva decepción. Pero lo que hizo ayer Deportes Iquique acá en Lima está lejos de aquello. Si bien la clasificación se perdió en el partido de ida, ayer los Dragones demostraron personalidad, mejora en el juego y corazón para ir por el objetivo, que era ganar en una cancha que a priori era difícil. Caso aparte fue la hinchada iquiqueña. Bien organizada, como en Colombia, se hizo sentir todo el partido, como siempre. El 95% llegamos en 6 buses que consiguió La Fiel del Norte llenando la zona oriente lateral asignada. Debimos esperar más de dos horas a pleno sol con casi 30 grados de temperatura. Comenzamos a cantar temprano mientras la hinchada local, que llegaba a cuenta gotas, nos miraba con gestos de entre desaprobación y otros de admiración. Pero lo que pudo ser una noche inolvidable no alcanzó para la hazaña.
Con el pitazo final rápidamente comenzaron a llegar a mi whatsapp comentarios de amigos enojados con el árbitro, que fue gol legítimo, que fue penal, que la Conmebol es un negocio y otras frases irrepetibles. La ciudad de los reyes no pudo ser nuestro centro de celebración esta vez. Pero queda un premio de consuelo que es la copa Sudamericana y seguro volveremos a viajar por el continente y, en una de esas, si se dan ciertos resultados, volvamos a chocar contra Alianza Lima. Esperamos que esta vez sin el fraude que vieron todos y todas.