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Hace diez años, el caso IquiqueLeaks sacudió la política local de Tarapacá como un terremoto mediático, todos gracias a la primera filtración publicada en el portal Boyaldia. Las conversaciones del grupo de WhatsApp «PS Recargado», liderado por el exsenador Fulvio Rossi, revelaron conspiraciones contra figuras como el exalcalde Jorge Soria, el gobernador del Tamarugal Claudio Vila y otros políticos. Las conversaciones expusieron estrategias para debilitar a rivales políticos y críticas mordaces hacia eventos como la Marcha de los Indignados.
El grupo «PS Recargado» estaba compuesto por al menos 35 personas, la mayoría de ellos funcionarios como seremis, directores de servicios, asesores a honorarios y periodistas. La prensa nacional no tardó en hacerse eco del escándalo, mientras Rossi ofrecía disculpas públicas, aunque sin descartar acciones legales. Los intentos de censurar las publicaciones fueron rechazados por la Corte de Apelaciones de Iquique, que defendió la libertad de expresión y dejó claro que no había pruebas de espionaje en la obtención de los mensajes.
Operémonos de Vila
Uno de los episodios más polémicos fue el intento de remover al gobernador del Tamarugal, Claudio Vila, quien incomodaba al «rossismo». En abril de 2015, durante una sesión del consejo regional en Pozo Almonte, se registró una manifestación de pobladores contra el Gobierno, que algunos acusaron de haber sido orquestada por Vila.
Ese día, Rossi escribió en el grupo: “Lo que pasó hoy en Pozo no puede volver a ocurrir. Los funcionarios de gobierno que estaban presentes en la sesión de CORE deben denunciar al gobernador del Tamarugal a sus ministros. Él orquestó todo contra el propio gobierno”.
Un integrante del grupo respondió que sospechaba que la manifestación había sido “orquestada” por Richard Godoy (CORE en la época) y Claudio Vila. Otro miembro comentó: “Lo he dicho, es orquestado por el gobernador y Richard… se quieren filetear al compañero Jara”. Edison Jara, otro integrante, calificó el evento como un “tongo generado exclusivamente para réditos personales”, criticando la gestión de Vila y otros involucrados.
Más tarde, Rossi informó al grupo: “Hablé recién con Aleuy (Subsecretario de Interior del segundo gobierno de Bachelet). Le pedí que lo sacaran. Mitchel debe enviar un informe. Rodrigo, debes hacer uno tú y todas las autoridades que estuvieron. No se puede dejar pasar”. La operación para remover a Vila estaba en marcha.
«Aweonaos» y los Indignados
En esos años, el grupo de los “Indignados” tenía nerviosos a las autoridades de gobierno. Durante una marcha hacia la intendencia, los miembros de «PS Recargado» se activaron con comentarios despectivos y educados como los de Rosa María Alfaro, jefa de gabinete de la Intendencia: “Había solo 4 personas… pero la convocatoria es a las 12:00”. Más tarde, Luis Guzmán, director regional de CORFO, añadió: “Esos no son indignados, son aweonaos”. Este comentario se convirtió en parte de las críticas que los Indignados lanzaron tiempo después.
La Copa Davis y el protagonismo político
En ese entonces, Iquique se postulaba como sede para el encuentro de la Copa Davis entre Chile y México. Jorge Soria y Mitchel Cartes, desde la Intendencia, presionaron para que Iquique fuera la sede, pero el grupo «PS Recargado» movió sus hilos en favor de Rossi. En el grupo, Rossi instruyó a Cartes que llamara a la Federación de Tenis, rematando orden así: “Soria ha hueveado mucho y capaz que se vayan a Talcahuano”. Cartes respondió: “Me está llamando el Mauro Soria, pero no le respondo. Que se pudran”. Al final, Talcahuano se llevó la sede.
Conclusión
El caso IquiqueLeaks fue un golpe duro a la política regional, exponiendo las tensiones internas, las estrategias poco éticas y los conflictos de poder que definieron una época. A pesar de las amenazas y el misterio sobre el origen de las filtraciones, este episodio sigue siendo un recordatorio de cómo la política puede cruzar límites éticos y generar controversias que hoy parecen ser un meme de la política.