El expresidente estadounidense Jimmy Carter, quien gobernó entre 1977 y 1981, es recordado por su firme postura en defensa de los derechos humanos y su rechazo a las dictaduras en América Latina, incluyendo la de Augusto Pinochet en Chile. Desde su campaña electoral, Carter criticó abiertamente la administración republicana anterior por su apoyo al golpe de Estado que derrocó al presidente Salvador Allende en 1973 y estableció una dictadura militar en Chile.
Durante su mandato, Carter implementó políticas que condicionaban la ayuda militar y financiera a avances en derechos humanos, lo que tuvo un impacto significativo en la región. En una reunión en el Salón Oval de la Casa Blanca en 1977, Carter exigió a Pinochet que respetara los derechos humanos y procesara a los responsables de actos de terrorismo, como el asesinato del canciller Orlando Letelier en Washington.
La llegada de Carter a la Casa Blanca fue recibida con desagrado por la dictadura de Pinochet, ya que su administración recortó la ayuda militar y presionó por mejoras en derechos humanos. Esta postura contribuyó a debilitar los regímenes dictatoriales en Sudamérica y promovió un cambio hacia la democracia en la región.
El legado de Carter, quien falleció a los 100 años, ha sido revalorizado con el tiempo, destacándose su compromiso con los derechos humanos y su impacto positivo en la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina.