abril 26, 2025
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Juventud, Liderazgo y política. ¿Puede estar todo en la misma oración? | Rodrigo Longa T.

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Rodrigo A. Longa Teran Cientista Político y Administrador Público Universidad Tecnológica Latinoamericana

En las últimas décadas, la política chilena ha evidenciado una preocupante escasez de liderazgos juveniles, especialmente en los sectores de izquierda. Esta realidad contrasta con la capacidad de la derecha para promover y consolidar nuevas figuras jóvenes en el espectro político nacional. Este fenómeno no solo redefine las dinámicas partidarias, sino que también cuestiona la conexión de la izquierda con las bases sociales que históricamente ha representado.

En la política chilena, y particularmente en la región de Tarapacá, hay una preocupante ausencia de liderazgos jóvenes tanto en la izquierda como en la derecha. Esta falta de renovación generacional no es un fenómeno reciente, sino el resultado de una combinación de factores que han alejado a los jóvenes de la vida pública y del compromiso político.

La última camada de Lideres en política nacen de la “Revolución pingüina” movilización estudiantil de 2006, que corresponde al primer alzamiento de masiva participación y manifestaciones protagonizadas por estudiantes secundarios de Chile a favor del derecho a la educación, desde la vuelta a la democracia, en respuesta a la privatización del sistema de educación chileno, impuesta por la dictadura militar de Augusto Pinochet en los años 80.​ Estas movilizaciones ocurrieron entre los meses de abril y junio de 2006 y se reactivaron en septiembre y octubre del mismo año. Se contabilizaron 600 000 escolares, convirtiéndose en la mayor protesta de estudiantes en la historia de Chile. Las actuales autoridades emergieron de la FEUC de estas movilizaciones como Gabriel Boric, Camila Vallejo, Karol Cariola y Girgio Jackson entre otros (Ya 19 años atrás).

Los liderazgos nacen de la necesidad de conducir a una masa por un objetivo común, todo Belerofonte necesita una Quimera, pero la falta de espacios para los más jóvenes ha decantado en su ausencia de los espacios políticos, sobre todo de “los buenos jovenes” que ven en la Político el bien social común y no un emprendimiento personal o colectivo. Una de las principales causas de la ausencia es la desafección de las nuevas generaciones hacia la política tradicional. El descrédito de las instituciones, los casos de corrupción y la percepción de que la política responde a intereses personales más que al bienestar colectivo han generado una profunda desconfianza. A esto se suma la falta de espacios reales de participación para los jóvenes dentro de los partidos políticos, donde muchas veces se encuentran con estructuras rígidas y cupos reservados para las mismas figuras de siempre.

Otro factor importante es la precarización laboral y la falta de oportunidades que enfrentan los jóvenes. En una región como Tarapacá, donde las desigualdades sociales y económicas son evidentes, muchos jóvenes deben priorizar su estabilidad personal por sobre el compromiso social o político. Esto se traduce en una escasa disposición de tiempo y recursos para involucrarse en proyectos de largo plazo como lo es la construcción de una carrera política.

A pesar de este panorama, existen jóvenes que han decidido asumir el desafío de liderar desde sus convicciones. En Tarapacá destacan figuras desde la Izquierda como Matías Ramírez (PC), abogado y exconcejal de Iquique, que ha representado una voz crítica y comprometida desde la izquierda. También sobresale Gonzalo Prieto (PPD), joven dirigente con una visión renovadora en el ámbito social y político. En el sector del Frente Amplio, emergen nombres como Camila Castillo (FA), activa en iniciativas juveniles y con una fuerte presencia en redes sociales.

Desde la Derecha Lucrecia Mena (RN), con una visión fresca de la política con un importante trabajo territorial con énfasis en la educación y en lo social. Lorena Ramírez (PRep) , liderazgo emergente en el Consejo regional con ideas claras y experiencia social comprobada, y los concejales Martin Lonza (UDI), Cristian Barra (PRep) en Iquique y Gabriel Orellana (PRep) en Alto Hospicio.

Es fundamental que los partidos políticos y la sociedad civil generen condiciones para que más jóvenes puedan participar y liderar. Esto implica abrir espacios de formación, asegurar una representación efectiva en las decisiones internas y valorar la frescura y perspectiva que las nuevas generaciones pueden aportar. Solo así podremos garantizar una política más diversa, representativa y conectada con las verdaderas necesidades de la ciudadanía.

La región de Tarapacá necesita de estos liderazgos emergentes, capaces de interpretar y transformar la realidad local desde una mirada innovadora y comprometida. La invitación está abierta: es tiempo de que los jóvenes asuman el desafío y construyan el futuro desde hoy.

Estimado lector, terminare estas palabras citando a dos Grandes Políticos, al Abogado y político Colombiano Jaime Garzón “Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselos… ¡NADIE!”. Y al Presidente Salvador Allende, “Ser joven y no ser Revolucionario es una contradicción hasta biológica”. Una idea es justa y buena por ser una idea en sí misma, no por la edad de los labios que la prorrumpen.

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