Cada año lo mismo, los pobres y sufridos ‘chicheros’, que llegan a mediados de agosto desde Villa Alegre, San Felipe y otras localidades del sur de Chile a Iquique a vender su tradicional brebaje, la chicha ‘cocida’, ‘baya y curadora’, pero tienen que pasar un montón de trámites, con los sacos de plomo del Servicio de Impuesto Internos, luego la autoridad sanitaria y el permiso municipal.
De verdad, a estos ‘huasos’ de campo que llegan a vender a su chica a Iquique, hay que sacarles el sombrero, ya que para poder expender tienen que pasar las de quico y caco con las autoridades locales.
Por ahora, bajo la atenta mirada de una camioneta municipal, con un inspector más aburrido que vecino mirando en techo, los ‘chicheros’ esperan que se les permita vender su producto este fin de semana, a siete días del “18”, día de las Fiesta Patrias.