NELSON MONDACA I.
nmonijalba@gmail.com
El final de semana pasado el Presidente Boric, procedió a otorgar 13 indultos a personas, las que se encontraban cumpliendo condenas de prisión por diversos delitos en contra de nuestra sociedad.
Bastó esta acción política del Mandatario para que se revivieran los viejos odios políticos. Amigos lectores y amigas lectoras, antes que nada, debo ponerme el parche antes de la herida. No soy abogado, tampoco un experto en derecho o leyes, por lo que mi punto de vista, bien puede archivarse como una columna sin base jurídica.
Lo anterior no significa que adolezca de certezas legales. Primero, hay que definir lo que significa el “indulto” y cuál es su diferencia con la “amnistía”. Lo digo con firmeza. No me extrañaría que más de algún parlamentario lo ignora o puede interpretar estos términos jurídicos como sinónimos.
A veces, me atrevo a sostener, se utiliza este término legal del “indulto” sin que se conozca su verdadera definición. Entonces, vamos al Diccionario de la Academia Chilena de la Lengua. Indulto significa “Perdón total o parcial de una pena, o conmutación de la misma, que la autoridad competente concede a una persona”.
Ahora, vamos al Diccionario Constitucional Chileno “Gracia concedida por la autoridad competente a un condenado por sentencia ejecutoriada, consistente en la dispensa de la pena o su conmutación por otra menos rigurosa.” En el segundo párrafo de la Página 573, explica este Diccionario y textualmente leemos “Conforme al art. 93 Nº 4 del CP, la responsabilidad penal se extingue por el indulto, sin perjuicio que la gracia del indulto solo remite o conmuta la pena; pero no quita al favorecido el carácter de condenado para los efectos de la reincidencia o nuevo delinquimiento y demás que determinen las leyes”. Editorial Hueders: Gonzalo García Pino, Pablo Contreras Vásquez Victoria Martínez Placencia.
Prosiguiendo, el “indulto” a diferencia de la “amnistía” no dispensa a la persona de toda la responsabilidad de la ley penal, sino solo de la pena, dejando intacto el hecho de la comisión del delito. Mientras que, la “amnistía” desconoce “la existencia misma del delito y la culpabilidad del actor. Se supone que el amnistiado nunca ha sido delincuente”.
Ahora, la potestad de indultar descansa en el Presidente de la República y también en el poder Legislativo, como sería el caso, de indultos generales, masivos y colectivos con las disposiciones de Quórum calificado. Más allá de cuestiones controvertidas, incluso deben estar en armonía legal con competencia en la Corte Penal Internacional.
Los indultados, fueron quienes fueron parte del “baile de los que sobran”, de los creaban desmanes y otros más audaces saqueaban. Pero la violencia estaba instalada con la vuelta a la democracia y de un Estado que utilizaba agendes encubiertos. El Estallido social no era por los 30 pesos, era por 30 años de abusos sociales y de una desigualdad inconmensurable. Así la prensa internacional daba cuenta de 15 personas muertas por las protestas en Chile. La gente se cansó de colusiones entre empresas y los abusos de empresas monopólicas del agua, el gas y la luz. Entre medio de corrupción y de enormes problemas educacionales, de salud y de viviendas. Los descréditos de nuestras instituciones desataron una furia descontrolada; más encima, los aprovechamientos de la delincuencia ponían en grave riesgo todo el progreso alcanzado por el neoliberalismo en Chile.
Aquí, no se trata de asuntos de la vieja e histórica izquierda y del renacimiento del socialismo revolucionario de Cuba. No, no. y, no. En términos analíticos, asumir nuestra realidad, exactamente con todas sus debilidades y flaquezas. Asimismo, con sus pocas virtudes y/o grandes valores. Hay cosas que son estructurales, de costumbres y de cultura.
Los políticos que están hoy en la oposición, una parte de ellos olvidan con facilidad que el estallido social, fue un fenómeno social de carácter transversal. La ciudadanía se tomó las calles y el país entero se paralizó. Tampoco se trata de cerrar los ojos para decir en forma cristiana “están todos perdonados”. Hubo cientos de personas heridas en sus rostros y que perdieron la vista. Se incendió una Iglesia, hubo saqueos a pequeños comerciantes y para que decir los robos en los Supermercados. Describir este período, las diversas manifestaciones y represiones, será como tener prendido el fuego de la historia recién pasada.
Lo más importante, radica en sacar las mejores lecciones para nuestra clase política, para nuestras autoridades y por supuesto para nuestra sociedad. Cerrar las heridas de ese pasado cruento, no es nada fácil y tiene su precio, especialmente, cuando las heridas continúan abiertas por casi cincuenta años. ¿Acaso estas lamentables situaciones de violaciones a los derechos humanos no son violencia flagrante? Incluso, no olvidemos que algunos políticos de la derecha fueron cómplices activos.
Entonces, doy un salto. Que el Presidente Boris otorgara los indultos mencionados lo hizo en función de principios constitucionales. Por lo tanto, no corresponde catalogarlos como un grave error, solo porque se estaba tratando con los partidos de la oposición una propuesta y agenda de seguridad para combatir la delincuencia. Dos asuntos y temas distintos.
Pero como se trata de tender puentes entre el estallido social y lo que es hoy, el desborde de la delincuencia, tenemos medios de prensa emblemáticos alimentando un golpe de Estado. Lo hicieron ayer con Allende, ahora quieren repetir la historia con Boris.
No faltan los políticos que, en forma apresurada, ligeramente toman parte de este sucio juego parlamentario. No trepidan en comportarse como los fariseos dueños de ley y de la verdad absoluta que crucificaron a Jesús. Pues claro, siguen el modelo peruano, sí ellos pudieron destronar al Presidente elegido democráticamente, ¿porque en Chile no?
El pueblo, tiene un gran Presidente. Esto no significa que todo anda como reloj en Gobierno. Los problemas que arrastra el país, reitero no son de fácil solución. Los cambios son complejos y muy difíciles. De por medio hay enormes intereses económicos, amantes de fortunas y riquezas que promueven la defensa del sistema ultra neoliberal y tienen hambre, pero no de alimentación porque viven como reyes, sino de derrocar y/o ver fracasar al actual gobierno. Están dispuestos a llevar adelante más represalias a las movilizaciones sociales en contra de la pobreza y las injusticias. Quieren, con respeto al pueblo del Perú, “peruanizar” nuestro Congreso y el país esté en un círculo vicioso de inestabilidad política. No quieren una nueva Constitución y su actuar siempre será oportunista y populista. Ya tienen la cabeza de la Ministra de Justicia, Marcela Ríos Tobar. Seguramente, no descansarán hasta ver la del Presidente.
Nelson C. Mondaca Ijalba
nmonijalba@gmail.com
Un comentario
Los indultos fueron condenados transversalmente por todos los chilenos decentes, exceptuando la pequeña porción que apoya las torpezas del gobierno, sus asesores y los cabeza de piedra comunistas. Así que si hubo un tema apolítico fue este.