“Colombia es el país del mundo donde más milagros se dan por metro cuadrado. Bajan del cielo todas las vírgenes, derraman lágrimas los Cristos, hay médicos invisibles que operan de apendicitis a sus devotos y videntes que predicen los números ganadores de la lotería.”
Laura Restrepo
El viernes pasado en la derrota ante Audax italiano por la Liga de Primera, hubo un hecho que paso casi sin pena ni gloria. Álvaro Sebastián Ramos Sepúlveda, nuestro goleador histórico, llegó a la suma de noventa goles con la camiseta celeste. Un logró en un partido muy pobre de los dragones, por lo que se debe cambiar muchísimo el juego para que hoy podamos ser felices. Álvaro maravilló desde su debut. Goleador potente pese a su altura, ha tenido una carrera donde Deportes Iquique ha sido testigo de sus mejores momentos. Estuvo en León de México y en otros equipos chilenos. En casi todos dejó buenos goles, porque el Chanchito es un acróbata, no hace goles que pasen desapercibidos. En algunos partidos, jugando contra Iquique, estoy seguro que prefería tocarla al lado o tirarla afuera por no querer hacerle un gol a su equipo, hasta que una vez nos hizo dos goles. Por los dragones estaba Villalobos, quien corrigió la afrenta.
Su gol 90 fue con la camiseta alternativa, la que conmemora a la roja del Club Rápido. Ayer hizo 90 también, pero años, el club Unión Matadero. A los barrios se le deben ofrendas a su comunitaria historia, a la tentativa de mantener un espíritu propio, no para romantizar, sino que para declarar la posibilidad de reconocimiento.
Me comunico con Nino y con Iván que ya están en Bogotá hace unos días. Puede que uno de ellos me compre la entrada, aunque el otro me aclara que hoy siguen a la venta hasta la hora del partido. Eso le da un respiro al ahogo de los 2.640 metros sobre el nivel del mar y mi apuro por conseguir mi boleto. Como la capital de cualquier país- como ésta, la antigua Santafé de Bogotá, dependiente del departamento de Cundinamarca, ciudad fundada en 1638 con el nombre de Nuevo Reino de Granada- todo parece frenético, extenso y lento a la vez. El taxi me lleva por el centro de la ciudad. Conversamos con el chofer sobre fútbol y Petro. En una de sus avenidas principales, Bogotá se entrega completa a nuestra vista. Voy camino al estadio Metropolitano Techo a conseguir mi entrada. Ya no falta casi nada. Ramos va a la banca y quiero escribir sobre el gol 91, sobre Ramos colgándose de la reja gritando un gol.