Mayi, como la llaman sus cercanos, es una multifacética mujer que se debe dividir durante el día para realizar todos sus compromisos. Pero sin duda, el tejido le ha dado grandes alegrías.
Conoció el mundo del tejido como un pasatiempo, para aliviar el estrés que le había provocado terminar su carrera universitaria – es Ingeniera en RR.HH- y así hacer algo productivo durante su tiempo libre. Pero como quería seguir aprendiendo hizo un curso y quedó fascinada con lo que se podía realizar tejiendo, y con ello comenzó a investigar sobre este mundo, como el tipo de materiales, marcas de lanas y técnicas que existen. “Cuando comencé a interiorizarme en esto, me di cuenta de que aquí en Iquique, era súper limitado el mercado de las lanas, de los hilados y cuando uno encargaba hacia afuera, era súper caro”, nos cuenta.
Y es que el tejido y la creación que involucra este arte textil, siempre ha sido visto como una actividad que hacen las mamás y las abuelitas. Pero contrario a esto, Mayi nos comenta que: “De a poco, muchas chicas que son más jóvenes, se han ido integrando y no sólo mujeres, sino que también hay un montón de hombres que también tejen. Cada vez la comunidad del ovillo (ríe) del tejido fue creciendo, pero el mercado no fue creciendo acorde a nuestras necesidades”, reflexiona.
Si bien, tiene otro trabajo formal relacionado a lo que estudió, nos cuenta que: “Para vivir de esto -tejido – hay que saber harto, y ser súper generosa con los conocimientos. Estoy en el proceso de capacitarme harto de ir aprendiendo nuevas técnicas, formas de enseñarles a las chicas para que sea más fáciles. Estoy empezando a diseñar y eso sirve mucho, porque a veces te genera mayor ganancia que vender tus cosas. Porque es algo que haces una vez con mucho ensayo y error, y si la gente prende con tu diseño, se vende solo”.
Pandemia
Con la pandemia producida por el Covid-19, generó vínculos con comunidades internacionales de tejidos de crochet, “tenemos un grupos con gringas, nos juntamos por meet o zoom, conversamos, nos damos ideas y yo de a poco me he ido afiatando y ahora soy tester, eso quiere decir que cuando ellas hacen un diseño, soy de las primeras que tiene el borrador y lo voy tejiendo, dándole las correcciones necesitan, el conteo de puntos, hago las traducciones de los patrones…”
Emprendiendo
Por la escases de materia prima que existe en la región para la gente que practica este arte textil, invirtió un poco de capital que tenía, en comprar materiales. Partió primero comprando trapillo, vendiendo de forma independiente, y luego se contactó con la Nonina, que es una tejedora influencer muy conocida en Chile, y ahora se convirtió en distribuidora de su marca. De a poco fue creciendo y haciéndose conocida como Maya Maya Crochet.
Entre las vueltas de la vida, conoció a un grupo de chicas que tejían en Iquique. “Tenían la misma edad que yo, y que tejían cosas diferentes a las mías, dentro de todo eso, y que ya tenía mucho material en la casa, se dio la oportunidad de arrendar un local en el centro de la ciudad, pero obviamente no me alcanzaba para arrendarlo sola”, nos cuenta Mayi.
La Colmena
Y es que la mejor forma que encontraron para obtener el espacio fue que entre varias, costearan el arriendo y cada una tuviera su vitrina, para poder exhibir su trabajo, su arte y los materiales que venden, a este local que lo bautizaron como “La Colmena”, además tiene un espacio para enseñar.
De La Colmena son parte: Tarapaqueña, Dra Lanitas, Amineko Amigurumis, Ultra Petita, ¡Oh! Que lindo taller y Maya Maya Crochet. El local está ubicado en Thompson 553 local 2. Galería Opium. Entre Ramírez y obispo Labbé
Los insumos que se pueden encontrar en este bello espacio son: tejidos, regalos, muñecos, ropa, bisutería hecha a mano, lana, algodón y accesorios de tejido.