Por EL PROF. HAROLDO QUINTEROS
Déle con la antipoesía de Parra. lo único de que se habla hoy, cuando acaba de partir de este mundo. Por cierto, la «anti-poesía» no es lo único que hizo grande a don Nicanor.
Sólo se habla, repito, del antipoeta, pero nada del poeta, digamos, clásico, aquel de creaciones tan profundas como bellas al oído, escritas en sus primeras incursiones en la poesía, como «Hay un Día Feliz», «Es Olvido», «Se Canta al Mar», «Autorretrato» (dedicado a los profesores de Chile, lo que él era), y muchas más, escritas en su juventud primera y tardía.
A la vez, cómo olvidar el genio popular que trasuntan las muchas letras de cuecas que escribió para la música de su hermana Violeta. Insisto, de Nicanor Parra no es sólo su «antipoesía» lo que lo caracteriza como artista.
La verdad es que es muy injusto que se fuera de este mundo sin el Nóbel, que merecía, y por lejos, porque no hubo poeta más original a escala mundial que él en los últimos 80 años. En efecto, es su originalidad lo que lo hace un artista único, originalidad que reside en el hecho que además de poeta, Parra fue un agudo experto en Física y en Matemática, graduado en Oxford y en la Brown University de Nueva York, Estados Unidos, entidad que le otorgó el grado de doctor en Física, muy joven, en 1945.
En su obra plasmó ciencia y poesía, cuestión que no tiene precedentes en la poética universal. Vale decir, lo que prácticamente ignora todo el mundo, es que don Nicanor fue simultáneamente un genio artístico y matemático, que combinó la exactitud y predictibilidad matemática newtoniana con el caos de Hawking y Hartle, corriente teórica matemática en la que se especializó como académico.
Como él nos contó una vez en el Pedagógico, donde lo conocí y donde Parra trabajaba como profesor de Física, Hartle le dijo un día en Oxford, al oír de Parra que no se sentía un buen poeta: «you are the best mathematician among poets, and the best poet among mathematicians» (eres el mejor poeta entre los matemáticos y el mejor matemático entre los poetas), palabras que Parra creyó – porque, claro, son ciertas – y que hizo suyas en muchas de sus conferencias y encuentros, no sólo literarios sino científicos. En fin, se nos fue el más original de los artistas chilenos, quien sostenía y aventaba en las aulas y en sus conferencias la revolucionaria noción, tanto en las Matemáticas como en el Arte, que «el caos es el único orden existente.»