Familias de migrantes irregulares que ingresan de noche por el costado del paso fronterizo de Colchane, deben esperar toda la noche a la intemperie debido a que los albergues cierran y no los reciben.
RMS
En el rostro de una venezolana migrante irregular sus lágrimas se confunden con las gotas de la lluvia estival andina que este verano ha caído con especial vehemencia. Anoche pudo cruzar la zanja que divide la frontera entre Bolivia y Chile con su marido y sus dos hijas. Solo les queda un paquete de galletas compradas en Bolivia como única merienda.
Mauren González, es una más de las integrantes de familias de migrantes irregulares que atraviesan diversos países para llegar a Chile con la ilusión de encontrar un mejor lugar para vivir, pero que ha tenido como previa a la noche buena un frio recibimiento, “La verdad que ha sido muy fuerte, más que todo para los niños ya que nos tocó quedarnos en la calle y se nos pusieron enfermos. La lluvia nos agarró en la calle y se nos mojaron, de paso tiene gripe, vómito y no hemos recibido atención médica, por eso estamos aquí porque dicen que en esta iglesia nos pueden dar ayuda a los venezolanos”.
Erwin Linares es otro de los personas que integran esta caravana de familiares y amigos que ingresaron a Chile Irregularmente, se dirige a Frutillar, en la región de Los Lagos a 2.950 kilómetros al sur de Colchane, donde una pariente se comprometió a hospedar a su esposa hijas y una cuñada, mientras encuentran un trabajo. “A nuestras hijas les decimos que el viaje es duro y que a veces no nos va a tocar para la comida y esas cosas así… ellas lo han debido de tomar de buena porqué al igual que en Venezuela es la misma situación”.
El intenso frio andino se ha dejado sentir en la salud de sus hijas de 5 y 12 años, “cruzar con lluvia fue fuerte, más que todo porque cruzamos a eso de las 11 o 12 de la madrugada y el frio aquí es bien fuerte… mi hija de 5 años ya tiene como tos y estamos esperando que aquí en la iglesia nos puedan ayudar con remedios”.
Sin refugio
Los testimonios de estos migrantes irregulares se repiten en la localidad andina de Colchane. En especial por los que ingresan en horas de la madrugada ya que deben esperar el horario de ingreso a los albergues, tanto el de primera respuesta como el de la iglesia católica de Colchane.
A pesar de las reuniones entre las magistradas del Juzgado de Familia de Iquique María Olga Troncoso y la jueza presidenta del Juzgado de Letras, Garantía y Familia de Pozo Almonte, Daniela Gutiérrez, con el delegado presidencial regional subrogante, Natan Olivos, y el SEREMI de Salud de Tarapacá, Manuel Fernández, realizadas en octubre y noviembre queda en evidencia que aún no se ha podido cumplir con la medida de ampliar el horario de atención del Centro de Primera Acogida para que este pueda recibir a las familias que lleguen en la tarde y noche.
Lamentablemente es muy probable que familias de migrantes irregulares que ingresen hoy cerca de medianoche de noche buena tampoco encentren un albergue, en especial teniendo en cuenta que el de la Iglesia Católica no funciona los fines de semana y que desde hace unos días está a cargo de voluntarios de la comuna de Colchane, ya que el cuerpo de religiosos comprometidos con su mantenimiento se encuentran realizando diversos oficios religiosos propios de sus órdenes por navidad, sumado a que no había ningún funcionario de organismos internacionales dedicados al tema migrante.