NELSON MONDACA I.
En el día de ayer tuve que realizar trámites en una notaría cerca de la Plaza Prat. En la cuadra adyacente, Aníbal Pinto con San Martín, unos trabajadores/as estaban en la esquina protestando pacíficamente en defensa de sus derechas laborales. En concreto, se oponen a la “Fusión” entre el Ministerio de Vivienda con el Ministerio de Bienes Nacionales.
Esta columna invita a reflexionar sobre el modelo de sociedad que seguimos construyendo en Chile. A nombre del concepto de “modernización” se continúan cometiendo alevosas prácticas de desigualdad, a la vez, aumentan las víctimas bajo el amparo de la globalización económica. La plataforma neoliberal nos da cuenta de jóvenes adolescentes obligadas a prostituirse, niños obligados a trabajar, campesinos que abandonan sus pueblos rurales, jóvenes que renuncian a sus estudios, pensiones miserables, el narcotráfico que se toma las calles, la delincuencia violenta no da marcha atrás, etcétera.
Bajo estas condiciones, es imposible proyectar una “Fusión” de Ministerios sociales. A nadie le gustaría ver un Estado más pequeño en función de sacrificar a todos los ciudadanos de nuestra nación. Sería como regresar al pasado de la esclavitud, donde, la aristocracia castiga al pueblo. Esta clase de violencia reivindicada por una posición ideológica, sea de donde sea, izquierda o derecha, que se hace presente irremediablemente en la actualidad sin tomar en cuenta la realidad de nuestra sociedad, sería a mi juicio, sinónimo de un error histórico increíble. Algo así, una mutación de un tigre adulto a un pequeño gatito.
Otra distinción. Ahorrar fondos fiscales cuando la era de la tecnología está presente, tanto, en el sector público y privado, constituye una verdadera falacia. Siempre me encuentro con numerosas personas haciendo “colas o filas” en columnas que se toman en forma efectiva el tiempo de la gente. Total, el precio de nuestro tiempo para estos efectos -perdonen el lenguaje- “vale -mi…- hongo”. Se han instalado computadores que trabajan en línea, sin embargo, las redes se caen y los softwares que maximizan la gestión operativa en la tramitación personificada, paradójicamente, nos secuestran a plena luz del día en un mundo libre y globalizado. ¡Qué terrible!
La situación de fusionar los Ministerios de Vivienda y de Bienes Nacionales, que en las mismas brazas de la dictadura no se concretó, en estos momentos de democracia contemporánea, persigue originar tres objetivos políticos: 1) Debilitar al Estado. 2) Debilitar a la ANEF. 3) Aumentar la Centralización.
Una de las situaciones que entraba el crecimiento y progreso de las regiones del país es la centralización. Las políticas del Estado se fijan y se controlan en la capital. Una forma absurda de colonialismo en una nación que se funda en los valores de su libertad e independencia. En una mirada crítica, la transición chilena ha permitido profundizar el modelo neoliberal, por consecuencia, un nuevo mapa del rol empresarial del Estado. De tal modo que, tenemos un Estado, como es evidente para todos los ciudadanos, sin responsabilidad activa en la propiedad de los servicios básicos y menosprecio por los intereses ciudadanos.
En la filosofía de la “Fusión”; sí los militares van a intervenir en el reguardo de nuestras fronteras contra el tráfico de drogas, lo que me parece bien, entonces, en la misma figura, ¿Por qué no “Fusionar” el Ministerio de Defensa con el Ministerio del Interior? El primer grito en el cielo, se lo aseguro, sería de la Moneda y se sentiría en los mismos incendios infernales de la Amazonía, con Bolsonaro, incluido. Sí hasta el grupo G-7 con Macro a la cabeza, se sumaría al rechazo escandaloso de semejante propuesta.
De verdad, a estas alturas de mi vida no compró la pomada de la “Fu
sión”. Pues lo relevante para los chilenos, es que cada Ministerio cumpla sus funciones, respetando las normas para lo cual fueron creados. Los entendimientos, acuerdos, resoluciones y dictámenes, para el trabajo en conjunto van de acuerdo a los criterios del Presidente de la República. Fácilmente, los Ministros respectivos, pueden articular reuniones y comisiones que ordenen el mejor rendimiento de sus carteras en el ejercicio de su poder político; plenamente estos sean en concordancia con los preceptos y espíritu de nuestra Constitución.
Los parlamentarios de nuestra zona y del país, tienen mucho que decir sobre esta materia, ya es hora que comiencen a expresar sus opiniones…
Nelson C. Mondaca Ijalba
nmonijalba@gmail.com