Tal como lo reportó el diario argentino Página 12, ni las amenazas ni el desmedido operativo policial lograron evitar que miles de personas salieran a las calles este miércoles en Buenos Aires para apoyar a los jubilados y rechazar el modelo de ajuste de Javier Milei.
Desde temprano, el gobierno intentó por todos los medios disuadir la movilización: mensajes intimidantes por altoparlantes en estaciones de tren, controles a los pasajeros en buses que intentaban ingresar a la ciudad, y un exagerado despliegue de casi 2,000 efectivos de las fuerzas federales y la policía porteña alrededor del Congreso. También se instalaron vallas y se bloquearon calles, pero nada pudo evitar que las columnas de manifestantes comenzaran a copar el centro porteño.
Entre las agrupaciones presentes estuvieron organizaciones sociales como la UTEP y Barrios de Pie, gremios de la CGT como La Bancaria, la UOM y la CATT, además de las CTA y sectores de izquierda. Los manifestantes marcharon de forma pacífica y estuvieron atentos para evitar provocaciones, llegando incluso a identificar y señalar a algunos infiltrados.
El ambiente en las calles contrastó con el despliegue policial, calificado como innecesario por los organizadores. Sin embargo, los miles de ciudadanos presentes lograron mantener el tono de la marcha como una muestra clara de unidad y rechazo a las políticas de ajuste económico.
Como reflejó Página 12, esta movilización dejó un mensaje contundente: la ciudadanía no permitirá que se apague su voz, incluso frente a operativos policiales que buscan disuadirlos. La jornada se convirtió en un recordatorio del poder de la organización popular, mientras las críticas al manejo del gobierno no cesan.