El profesor Hitoshi Morikawa, neurobiólogo y autor del estudio, explicó que “la exposición repetida al etanol aumenta la plasticidad sináptica de las neuronas en áreas claves para la memoria y estimula la secreción de dopamina, lo que le otorga al cerebro una sensación gratificante que debe ser recordada y repetida”.
Concluyó que “los alcohólicos no son adictos a la experiencia de placer que obtienen bebiendo, sino al contexto psicológico y al entorno que rodea el consumo de alcohol”.
Ya sabe ya, si quiere pegarse un quitapena pa olvidar a esa mina o a ese maricón (nunca olvidamos a las rayueleras), debe tener claro que aunque se caiga de caeza al litro, según el estudio, no servirá pa superar el asunto.
Eso sí, según un estudio de Rayuela Corta, con el copete uno se pone más vacilón y “cariñoso”, y por ende, puede conocer a otra persona pa superar la pena amorsh.