Por CARABÁS MÁRQUEZ
Vía crucis papal en Iquique se iniciará tempranito en el bar Colo Colo, para luego ir por calle Tarapacá hasta el Genovés, trayecto en que bendecirá a todos aquellos que encuentre en su periplo. Luego de beber una de esas botellas de reserva de vino barato que tienen en vitrina, su santidad pasará a ver a los amigos del Dándalo, donde se le obsequiará un producto típico de este barrio histórico.
Luego y completamente eufórico estará presente en el laico proscenio del Democrático, donde con un habla confusa saldrá dando bendiciones y repartiendo hostias a la chuña. Luego de una cazuela reponedora en el Claudy, junto a un té frío, su eminencia entre tambaleos y soliloquios esperará a que Alfonso abra las cardenalicias puertas del Curupucho, lugar en el que después de escuchar los cantos litúrgicos de Edmundin y el Gato, dará la santa perorata a los parroquianos ahí reunidos que discuten los misterios del asado de cabeza de chancho.