Por: Paula Arce, Jefe de Prevención de Riesgos y Medio Ambiente de Adexus
La Organización Mundial de la Salud (OMS), define a la salud ocupacional o salud en el trabajo como una actividad eminentemente multidisciplinaria dirigida a promover y proteger la salud de los trabajadores mediante la prevención y el control de enfermedades y accidentes.
Este es un tema de suma importancia si consideramos, que de acuerdo con cifras entregadas por la OMS en conjunto con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), unos 2 millones de personas fallecen anualmente en todo el mundo por causas relacionadas con el trabajo.
En el caso de Chile y en lo relativo a accidentes, el Informe Anual de Estadísticas sobre Seguridad y Salud en el Trabajo 2021, publicado por la Superintendencia de Seguridad Social, reveló que la tasa de accidentes en el trabajo fue de 2,6 por cada 100 trabajadores protegidos, superior al 2,2% registrado en 2020, aunque en línea con la meta comprometida en la Política Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo de 3%.
En el reporte de la Superintendencia se señala que por género los hombres registraron el 72% de los accidentes de trabajo -sin trayecto- y las mujeres el 28%. Esto debido a que la participación laboral masculina tiene mayor presencia en sectores que son más riesgosos, como la construcción y minería.
Las cifras, más allá de la fría realidad que representan los números, hay que entenderlas dentro de un contexto, ya que detrás de cada trabajador hay un mundo que los rodea. Existen familias que se ven afectadas frente a los accidentes y fatalidades y que, muchas veces, no entran en las estadísticas en los reportes.
Por ello, es importante además tener en claro, desde las empresas y desde los propios colaboradores, que la prevención y control es un tema donde siempre hay que estar enfocado, alerta y considerarlo en cada una de nuestras actividades cotidianas. Esto incluye no sólo a las faenas, hay otros factores a considerar también como la salud e higiene mental, los descansos, la revisión de componentes, los permisos, revisiones y el ambiente que nos rodea.
También es relevante que podamos contar con el apoyo de profesionales y de equipos de liderazgo capacitados en brindar apoyo y en conjunto poder educarnos de forma constante para advertir y reconocer entre todos qué situaciones pueden ser alertadas de antemano.
Es bueno recordar que el autocuidado es uno de los primeros factores al momento de reconocer cualquier tipo de riesgo, especialmente desde el retorno a la presencialidad laboral y ojalá contar con espacios para la contención.
Desde las organizaciones, tener en cuenta las precauciones a tomar e invertir en educación, no sólo es un tema de cumplimiento de obligaciones, ya que también, sus resultados se traducen con el tiempo en un bien para la empresa, para el trabajador, para sus familias y en definitiva, para la sociedad en conjunto.