NELSON MONDACA I.

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El país hace unas semanas, fue informado del Proyecto de Ley del Gobierno para reformar el sistema de pensiones. Una iniciativa legal que Chile esperaba con mucha ansiedad. El Presidente Boric nos prometió en su programa de gobierno abordar este tema como una de las grandes soluciones a un sistema de pensiones impuesto en dictadura y retocado en tiempos democráticos.
Si ustedes me permiten, el problema de pensiones miserables, es porque el sistema diseñado bajo “cuentas individuales” no tomó en consideración aspectos fundamentales de la vida de un trabajador. Como son los hechos: de ciertas lagunas de cotización por cesantía, de bajas remuneraciones y que los famosos fondos de las AFP, también producen grandes pérdidas a sus asociados en cualquiera de sus niveles y tiempos.
Se da el caso que las AFP muestran considerables ganancias que bordean lo insólito, mientras que los cotizantes, deben asumir pérdidas en sus fondos, dentro de un determinado período. Si a ello sumamos todos los miles de personas que les rechazan las licencias médicas y las pensiones de invalidez; situaciones que se repiten lamentablemente a lo largo y ancho de nuestro amado Chile. Entonces, estamos en presencia de un verdadero monstruo económico.
Un monstruo que tiene en el extranjero 85.000 millones de US$ ¿Cómo sería nuestro país, si estos miles de millones de dólares retornaran gradualmente a nuestras tierras y se invirtieran, por ejemplo, para cuidar nuestras fronteras y se destinaran en el combate a las delincuencias, crimen organizado y los problemas históricos de la Araucanía?
De las ganancias que obtienen las Administradoras, no destinan no solo peso a “reparto”, o bien, coadyuvar a una Pensión Básica Solidaria o colaborar con un fondo a las jubilaciones que están bajo la línea de pobreza. En realidad, que hay que ser “muy caídos del catre” para no darse cuenta del inmenso malestar de los chilenos/as, para modificar y terminar con el actual sistema de Pensiones.
Una de las grandes razones del estallido social de octubre del 2019, tuvo su razón de ser en el rechazo a esta fábrica de crear pobreza, bien conceptuada en la política como una de las piedras angulares del modelo capitalista chileno.
Aquí, no vamos a entrar a analizar historias de operaciones ilegales, de fraudes y paraísos fiscales. En este sentido, existen varios trabajos investigativos de abogados, académicos y periodistas. Versados profesionales en temas de corrupción, derechos humanos y economía, quienes nos ilustran en sus libros sobre los mitos y realidades de las AFP. Por nombrar algunos que tengo a la mano: Mauricio Weibel B., Franyo Zapatta A., Carlos Rivadeneira M., y Alejandra Matus.
Otra cosa. Por todos es conocido “el poder del lobby” que realizan estas instituciones, las AFP por mantener intactas las leyes que le han favorecido, desde su creación hasta ahora. Es decir, que la democracia las ampare para mantener a la mayoría de los chilenos prisioneros de este sistema de privado de pensiones.
Los políticos más permeables a este lobby por consideraciones ideológicas, lógicamente son los partidos de la derecha. El mismo día del anuncio del Presidente Boric, el actual Senador, Iván Moreira, entregaba declaraciones públicas que alineaban a su sector en contra del Proyecto. Claro, no es de extrañar, existen medios comunicacionales que se prestan para este juego. ¡Que falta de criterio y un desatino del tamaño de un portaaviones norteamericano!
Ahora, los tres ejes que contemplaba la propuesta del Ejecutivo fueron: a) Mejorar el monto de la Pensión Garantizada Universal (PGU); b) La creación del Seguro Social con aporte de los empleadores y c) El término de las AFP por medio de una reingeniería del sistema y tener uno mixto. Donde exista la libre elección del trabajador/ra cotizante.
Una primera reflexión. Sería una verdadera pena que el Congreso se apegara en la defensa de las AFP. La vergüenza de los políticos daría la vuelta al mundo y en la OCDE tomarían nota de esta perversidad del triunfo monopólico y tiranía de las actuales AFP. Es decir, en vez de avanzar en construir una sociedad más próspera estaríamos acentuando las desigualdades.
Todo lo demás, como decía mi querido abuelo pampino de María Elena, Julio Pérez Z. (Q.E.P.D.), “es pura paja molida”. La gran impostura del siglo XXI sepultaría a nuestra patria a su etapa del apocalipsis.
Bajo estas circunstancias, puedo afirmar que el diagnóstico para Chile sería totalmente oscuro, negativo y de fuerte convulsión social. Puedo aventurarles que el famoso estallido social, renacería con la misma fuerza social del “Huracán Katrina”, ahora, en todo Chile. Los responsables de esta presunta tragedia, desgracia y tremendo error, a mi juicio, estarían en los que actualmente ocupan un sillón en el Parlamento, como grandes ilustrados que ganan millones de pesos por ser nuestros representantes en el hemiciclo de la democracia.
No me importa a que partido pertenezcan. Sí son de la derecha, izquierda, centro de ambos lados, y/o de nuevas alternativas políticas, independientes, bloques y coaliciones. Sean de donde sean, deberían ser perseguidos y llevados a un Tribunal Internacional, que los despoje de su libertad y les confisque todos sus bienes hasta sus segundas generaciones, riqueza proveniente de su actuar como Parlamentario. Vamos a ver sí, se dejan llevar por su alma corrupta y/o ideológica. El futuro de la presente generación de Chile, asimismo, las que siguen, están en sus manos como autoridades legislativas. ¿Estamos?
La Reforma Previsional del Sistema de Pensiones, presentado e ingresado al Congreso, no es algo más para lucirse políticamente con discursos y matinales. No, no y, no. Aquí estamos en presencia de un trabajo legislativo que debe hacerse con la mayor de todas las responsabilidades públicas y constitucionales. Hay que sacarse las camisetas, no me importa del color que sean. Se aproveche esta oportunidad de dar vuelta la página del pasado que hasta ahora nos divide por diversas razones políticas y económicas.
Puesto en este escenario, no puedo ver la felicidad de Chile para su reencuentro social. El presidente Gabriel Boric, hizo su tarea. No cabe duda, maduró bien el Proyecto Mixto, tomando en cuenta todos los factores, recomendaciones políticas y experiencia mundial sobre la materia; me queda claro que hizo sus propios ajustes y también cedió ideológicamente. Ahora, le corresponde al Parlamento hacer su tarea. Mejorarlo, pero por ningún motivo desnaturizarlo. Perfeccionarlo, pero no trancarlo y/o ponerle letra chica por darse un gustito…
Nelson C. Mondaca Ijalba