Un informe elaborado por la Universidad San Sebastián y Equifax advierte sobre el crecimiento de la morosidad de bajo monto, un fenómeno muchas veces invisible pero con alto impacto potencial.
La acumulación de pequeñas deudas está generando preocupación en el sistema financiero chileno. Según el más reciente informe de morosidad elaborado por la Universidad San Sebastián (USS) y la empresa Equifax, más de 780 mil personas en el país registran deudas iguales o menores a $100.000, un fenómeno conocido como “morosidad hormiga”.
Este tipo de deuda suele pasar desapercibido por tratarse de montos bajos, pero su crecimiento sostenido puede convertirse en un riesgo mayor, tanto para los consumidores como para las instituciones financieras.
El estudio señala que actualmente 780.596 personas enfrentan este tipo de morosidad, reflejando una tendencia al alza que pone en evidencia la fragilidad económica de muchos hogares y el desconocimiento de mecanismos de ahorro y protección financiera.
El tramo más común: entre $40.000 y $60.000
Al analizar con mayor detalle los rangos de deuda, el informe identifica que la mayor concentración de morosos se encuentra en los tramos intermedios:
● 90.301 personas deben entre $50.000 y $60.000, lo que representa el segmento con mayor número de casos.
● Le sigue el tramo entre $40.000 y $50.000, con 88.349 personas.
● En conjunto, estos dos grupos concentran un 23% del total de morosos con deudas menores a $100.000.
Además, un número importante de personas mantiene deudas incluso más pequeñas:
● 76.700 personas deben entre $10.000 y $20.000.
● Otras 25.424 personas tienen compromisos financieros de menos de $10.000.
Aunque estas cifras pueden parecer menores de forma individual, la suma total representa un volumen considerable de deuda circulante y refleja un acceso extendido, pero mal gestionado, al crédito de bajo monto.
Educación financiera: clave para frenar el avance de esta tendencia
El fenómeno de la “morosidad hormiga” pone sobre la mesa la necesidad urgente de promover hábitos financieros responsables, especialmente en sectores que recurren frecuentemente a créditos de consumo, compras a plazo o pagos diferidos. La facilidad para acceder a financiamiento de bajo monto —muchas veces sin una evaluación financiera rigurosa— puede llevar a un sobreendeudamiento silencioso.
Ante este escenario, expertos recomiendan el uso de herramientas de monitoreo de historial crediticio, disponibles de forma gratuita en distintas plataformas, así como programas de alfabetización financiera que enseñen a administrar ingresos, gastos y deudas de manera sostenible.
Aunque se trate de montos bajos, la falta de control y seguimiento puede provocar que estas pequeñas deudas crezcan con el tiempo, afectando el acceso al crédito formal, deteriorando el perfil financiero del deudor e incluso impidiendo procesos como arrendar una vivienda o acceder a productos bancarios.