mayo 19, 2025
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Abr

​ ¿Quién conquistará La Moneda? El tablero político se reordena bajo la sombra de la polarización | Rodrigo Longa T.

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Rodrigo A. Longa Teran
Cientista Político y Administrador Público
Universidad Tecnológica Latinoamericana

A medida que se acercan las elecciones presidenciales y parlamentarias del 16 de noviembre de 2025, Chile enfrenta un panorama político marcado por la polarización y la fragmentación. Los clivajes ideológicos se profundizan, las alianzas y discursos de los principales actores políticos reflejan una sociedad en búsqueda de certezas en medio de la incertidumbre.

Frente a la próxima elección serán 5 ejes los fundamentales para cimentar una buena campaña; seguridad, crecimiento económico, salud, educación, y vivienda. Quien logre convocar y convencer a ese centro emergente que no milita, que no vota, que se auto percibe como “de centro”, pero que esta desencantado de la política, pero que logre solucionar sus problemas de hoy, un paso a la vez, podrá ostentar el poder en La Moneda S/N, por ocho años al menos, siempre que logre legislar, para eso, necesita imponerse en el Poder Legislativo con una mayoría solida en el congreso nacional, las Izquierdas esto lo saben bien, la derecha conservadora y dura ya se dieron cuenta, pero la centro derecha parece extraviada sin lograr salir de su propio laberinto.

Desde algunos sectores de la propia izquierda —particularmente sus “halcones”— se da casi por perdida la elección presidencial. Pero esto es política, y en política, nada está escrito hasta el último voto. ¿La nueva jugada? Presentar candidaturas testimoniales mientras concentran todos sus esfuerzos en conquistar la mayoría parlamentaria en ambas cámaras —“al costo que sea”— con el objetivo de bloquear al próximo gobierno y regresar con fuerza en 4 años más. Y mientras esto ocurre a plena luz del día, cabe preguntarse: ¿la derecha aún no percibe cómo se alinean las piezas del ajedrez frente a sus propios ojos? ¿O acaso permanece inmóvil, como una estatua de bronce, incapaz de reaccionar ante el avance meticuloso de su adversario?

Estimados contertulios los invito a revisar el pasado para proyectar el futuro. En las elecciones presidenciales de 2017, Sebastián Piñera obtuvo el 36,6% de los votos en primera vuelta, seguido por Alejandro Guillier con un 22,7% y Beatriz Sánchez con un 20,3% . En 2021, José Antonio Kast lideró la primera vuelta con un 27,9%, mientras que Gabriel Boric alcanzó el 25,8%, y Franco Parisi sorprendió con un 12,8%.​

Estas cifras reflejan una clara tendencia hacia la atomización del escenario político chileno y una creciente fragmentación del voto, marcada por la irrupción constante de nuevas fuerzas y referentes que proliferan al alero de casi cada figura pública. Este fenómeno plantea la urgente necesidad de discutir un umbral mínimo del 5% para la mantención legal de los partidos, tema que, sin duda, merece una columna aparte.

De cara a las elecciones de 2025, todo apunta a una primera vuelta altamente competitiva, donde las principales cartas del sector derecho serán José Antonio Kast y Evelyn Matthei, con Johannes Kaiser emergiendo con fuerza como una tercera figura capaz de tensionar el eje tradicional del bloque. La definición del liderazgo en la derecha aún está abierta, y dependerá tanto de las primarias como del relato que cada candidato logre instalar en la ciudadanía.

Mientras que en la izquierda, figuras como Jeannette Jara por el Partido Comunista defiende dictaduras, Carolina Tohá planteando soluciones en seguridad (que cuando pudo nunca aplicó) y Paulina Vodanovic avanza hablando a su lote (en un palco privilegiado) ambas por el troceado socialismo democrático, Gonzalo Winter por el Frente Amplio constantemente hablándole a la barra brava (sin contenido, emotivo pero carente de propuestas reales) y un posible retorno de Michelle Bachelet o muy activa políticamente nacional como en el Libro “La Silla del Águila” – Si, esa opción aun no se cierra completamente – todos ellos podrían capitalizar el voto progresista.​

Profesionalmente recomendaría sumar al clivaje electoral el Impacto de “la gobernabilidad” y la estrategia política frente a la falta de seriedad, dialogo, consensos y acuerdos sumado a la percepción de ineficacia del estado podrían influir en la participación electoral y en la confianza hacia los partidos tradicionales, beneficiando a candidatos no convencionales que se presenten como alternativas al statu quo.​

Este camino no ha estado exento de controversias, debido a que los candidatos en primarias le hablan a su público objetivo y a sus bases con discursos polarizantes. Recientemente, Evelyn Matthei generó polémica al justificar el golpe militar de 1973, señalando frases desafortunadas como «íbamos derechito a Cuba» y que «no había otra alternativa». Estas declaraciones fueron ampliamente criticadas por diversos sectores, incluyendo al presidente Gabriel Boric y organizaciones de derechos humanos (era que no). Cuando cualquier estudiante de primer año de Ciencias Políticas recomendaría desmarcarse del Régimen Militar, alejarse de las debilidades y potenciar las fortalezas, como se analiza en el libro “La Historia se escribe hacia adelante”.​

Por su parte, Jeannette Jara, candidata del Partido Comunista, ha defendido los regímenes de Cuba y Venezuela, afirmando que «Cuba tiene un sistema democrático distinto del nuestro» (donde se violan sistemáticamente los derechos humanos, organismos internacionales como Cuba Archive sindican los ejecutados políticos en cuba en una cifra de 7.634 ejecutados políticos). Estas posturas han generado rechazo transversal y podrían afectar su desempeño electoral, especialmente entre votantes moderados.​

Queridos lectores analicemos las primarias y las alianzas del oficialismo y la oposición que se encuentran en pleno movimiento. En el oficialismo, se debate la realización de una gran primaria legal que incluya a todas las fuerzas progresistas, con el objetivo de presentar una candidatura unitaria y competitiva. Figuras como Jara, Vodanovic, Bachelet, Tohá, Winter y Claudio Orrego son mencionadas como posibles abanderados.​

En la oposición, el Partido Republicano, el Partido Nacional Libertario y el Partido Social Cristiano han anunciado un pacto parlamentario bajo el lema «Nueva derecha para cambiar Chile», buscando consolidar una alternativa conservadora y soberanista. Sin embargo, mantienen candidaturas presidenciales separadas, lo que podría dividir el voto de derecha.​ Mientras Chile Vamos se mantiene casi al margen de esta discusión, sin definiciones aparentes.

Chilevamos no quiere quedar fuera de las primarias, por lo cual ya es casi inevitable que en los próximos días conozcamos nombres en una primaria para el bloque “que convoque, pero que no arriesgue”.

Debemos tener presente que la próxima elección será decisiva para el futuro de Chile. Las elecciones de noviembre de 2025 se perfilan como un momento crucial para el país. La ciudadanía deberá elegir entre proyectos políticos con visiones contrastantes sobre el modelo de desarrollo, la democracia y los derechos humanos. La fragmentación del panorama político y la desconfianza hacia las instituciones tradicionales hacen impredecible el resultado, pero también abren la posibilidad de una renovación del liderazgo y de una reconfiguración del sistema político chileno.​

La participación ciudadana y el debate informado serán fundamentales para definir el rumbo que tomará Chile en los próximos años.

Terminaré citando al militar, estratega y político Simón Bolívar, quien sentenció: “Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer el poder largo tiempo en un mismo ciudadano”. Esa sabiduría nos recuerda que la alternancia en el poder no es solo una norma democrática, sino un salvavidas para naciones que, como Chile, han sabido reinventarse en la adversidad. Hoy más que nunca, nuestra democracia necesita participación, conciencia y compromiso. Porque el rumbo de este tren llamado Chile no lo define un solo conductor, sino todos quienes, con esperanza y convicción, se atreven a subirse, se comprometo a mantenerlo en la vía y marcar el destino, para hacer de Chile un país más grande y más justo.

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