Ayer sábado cuando los relojes de la pared, del celular o de la tele marcaban las 23:59, había que atrasar en una hora, es decir quedar en las 11 de la noche en el horario oficial UTC-4, que es el huso horario oficial de Chile.
AV.
La medida adoptada por primera vez en los años 60 por el gobierno de Eduardo Frei Montalva (el bueno), fue ante la sequía que afectó a Chile en 1968, pero como pasó con el ‘impuesto específico’, la norma se convirtió en costumbre que muchos y muchas quieren terminar.
Según la Dra. Paulina Chávez, neuróloga y médico jefe especialidad neurología del Hospital del Trabajador ACHS, al retrasarse una hora anochece más temprano, lo que lleva a que el organismo comience a liberar melatonina antes, una hormona que facilita el sueño. Por lo tanto, la persona se sentirá con más sueño a una hora que debería estar más activo, razón por la cual es esperable una mayor sensación de cansancio, según consigna una nota en el portal de radio Sago.
“El cambio de horario hará que tengamos más luz matinal y menos en la tarde por lo que algunas personas podrían notar cambios en los horarios de sueño y vigilia al menos los primeros 3 días. Además, podrían aparecer síntomas como malestar abdominal, falta de concentración, baja de ánimo y cambios de apetito”, señala la Dra. Paulina Chávez.
Es por eso que la Dra. Chávez recomienda una serie de medidas para no sufrir con el cambio:
Tener una rutina de las actividades del día lo más organizado posible. Tener establecido la hora del despertar y la hora del sueño. Esto sobre todo en las personas que están en confinamiento, evitar estar en pijamas todo el día, por ejemplo.
Evitar las siestas en el día.
Limitar el uso de pantallas en la noche, es aconsejable desconectarse de ellas al menos 1 hora antes de dormir debido a que la luz artificial también desencadena insomnio.
Cenar temprano, al menos 2 horas antes de dormir.
Realizar ejercicios idealmente en la mañana.
Evitar el consumo de alcohol y tabaco especialmente en las noches.
Poner especial atención en adultos mayores y en los niños, ya que a ellos les cuesta más adaptarse al cambio de las rutinas.
En confinamiento es importante la exposición al sol al menos una hora al día.
Dejar el dormitorio donde está la cama solo como un lugar de descanso.
Evitar consumir en exceso bebidas con cafeína o energizantes.
Imagen ©Hanna-Barbera