Fue el mino más codiciado. La estrella de las comedias románticas junto a Doris Day. Uno de los máximos representantes del ‘star system’ hollywoodiense. Y, sin embargo, Rock Hudson pasó a la historia no solo por sus películas, sino también por convertirse en los últimos años de su vida en un icono de la lucha contra el Sida y en favor de los derechos de los homosexuales.
Porque a pesar de incluso haberse casado con su secretaria, Hudson llevó una doble vida para ocultar a la prensa y al público su a orientación sexual. En una época en la que ser gay todavía estaba mal visto, su publicista inventó una vida paralela para el actor.
Rock Hudson contrajo el VIH en 1980, y en 1985 declaró públicamente que padecía sida. Era la primera celebridad de Hollywood que lo reconocía públicamente y removió la conciencia de Hollywood, que hasta entonces miraba para otro lado y por primera vez prestó atención a la enfermedad.
Este 2 de octubre se cumplen 30 años de su muerte, y todavía resuenan las palabras que semanas antes de su fallecimiento escribió y que su amigo Burt Lancaster leyó en un evento para luchar contra el sida: «No estoy feliz por estar enfermo, no estoy feliz por tener sida. Pero si esto está ayudando a otros, puedo saber al menos que mi propia desgracia ha servido de algo».