Rusia avanza en su asedio en el sur y este de Ucrania. Las fuerzas enviadas por Vladímir Putin han endurecido los bombardeos en las zonas costeras y en el este del país cuando se cumple una semana de la invasión lanzada por el Kremlin.
El ejército ruso asedia Mariúpol, en el mar de Azov, y ha entrado ya en la ciudad portuaria de Jersón, punto estratégico en la desembocadura del río Dnipro cerca del Mar Negro, y avanza hacia Zaporiya, más en el interior del país y cerca de donde se encuentra una importante central nuclear. Las informaciones sobre si Rusia se ha hecho con el control total de la ciudad son contradictorias.
Su pérdida ―sería la primera gran ciudad en caer bajo control ruso― sería un gran golpe para Ucrania, no solo económico. La captura de Jersón puede dar a Putin otra oportunidad para atacar Odesa, la otra gran ciudad del mar Negro y en cuyas aguas se han concentrado un buen número de buques de guerra rusos. Se teme que puedan lanzar una operación de invasión anfibia desde las aguas que comparte con tres países de la OTAN (Turquía, Rumania y Bulgaria).
Pese a estos avances, el Kremlin se está encontrando con una resistencia mucho más dura de lo que esperaba, se ha topado con la condena al ataque prácticamente unánime de la comunidad internacional y el conflicto ha generado ya un millón de refugiados, según ha anunciado este jueves Naciones Unidas.