NELSON MONDACA I.

Nuestra ciudad retorna a una cierta normalidad comercial. Se descomprime la fuerte presión de las organizaciones sociales por volver a la apertura de sus locales. Los principales dirigentes de este sector, incluso del Agpia, estaban dispuestos a recurrir a todas formas de fuerzas pacíficas para salir de la carga económica y de la crisis de quiebra, impuesta por la situación de “cuarentena” sanitaria.
El mejor reflejo de esta nueva realidad es que el centro de la ciudad, nuevamente miles de personas se volcaron a atender sus asuntos de diversa índole y asistir a sus actividades laborales. El más claro ejemplo, lo encontramos en la reapertura del Mall Zofri y otras tiendas del retail. Aquí se rompieron todos los miedos del coronavirus y los sacrificios de largas filas de espera por el crepúsculo del nuevo amanecer. Ya que el Centro Comercial de Zona Franca, junto a sus hermosas playas y maravilloso clima del litoral, aunque parezca de perogrullo, es la cara turística de Iquique. Pero todavía es prematuro sacar cuentas alegres.
Antes de entrar al tema de la presente columna, mi gran preocupación está centrada, en el proceso de readaptación laboral. En los posibles daños morales, psicológicos y de salud en general, de los trabajadores/as, que estuvieron confinados todo este tiempo. El problema de la pérdida del empleo, como el de remuneraciones precarias son muy gravitantes e importantes en estos momentos de gran cesantía. Las secuelas postraumáticas de la epidemia, que aún vive en los contagios, todavía están por cuantificarse en las consecuencias inconmensurables del diario acontecer. Las personas no son simples números.
Ojo. En esta marcha del “paso a paso”, no debemos retroceder por ninguna razón. Todas las grandes decisiones acerca de la pandemia del Covid-19 y de un rebrote se toman en Santiago. Otra cuarentena más y nuestros sueños quedaran sepultados bajo tierra.
Tenemos muchos desafíos por delante, especialmente con las generaciones futuras.
La construcción de un mejor Chile es una tarea que nos incumbe a todos, sin excepción. En 15 días más tenemos la responsabilidad de comenzar a construir ese destino. Volver a los lugares de votación para definir si queremos una nueva Constitución y que organismo la redacta: Una Constituyente Convencional o una Constituyente Mixta. Cada ciudadano/na tiene el legítimo derecho a elegir. Por mi parte, no sé usted, estoy por el Apruebo y por la Constituyente Convencional.
En el habla cotidiana, la derecha heredera de la dictadura se la juega por mantener el curso del modelo capitalista neoliberal que se levantó a partir del año 1973 y que se desarrolló desde 1980. Tratando de ser lo más justo posible, la ex Concertación junto a gran parte de nuestro movimiento social, estuvieron por mejorar el modelo político y económico, tal vez, algunos conspicuos políticos y destacados asesores/lobbystas compraron el modelo sin miramientos por el bien público. A pesar de ello, en este período Chile logra progresar, mejorar su calidad de vida con menos pobreza y mejor nivel de educación.
Sin embargo, en la última década los verdaderos cambios estructurales para mayor justicia y distribución de la riqueza, tocamos techo frecuentemente por el rol del Estado subsidiario. Ahora la Nueva Mayoría, muy aparte de sus propios conflictos de intereses internos, choca con la tercera Cámara Legislativa, hablamos del Tribunal Constitucional (TC). Esta se encarga de resguardar el ordenamiento institucional, como órgano oficial “autónomo” colegiado de derecho, cuyas competencias tienen la supremacía de las leyes. Aprovechemos de repasar algo de su historial. Tiene tres etapas desde su puesta en marcha: a) “Entre 1971-1973. La primera etapa corresponde a su creación con la reforma constitucional de 1970, mediante la Ley 17.284. Dictó 17 sentencias y su primer presidente fue don Enrique Silva Cima. Funcionó desde 1971 a noviembre de 1973, cuando la Junta de Gobierno dicta el DL N° 119 de 1973 donde lo declaró innecesario”. b) Entre 1981- 2015. La segunda etapa del TC se inaugura con la dictación de la Constitución de 1980 y mediante la dictación de la LOC TC. Cumplió esencialmente, una función de prevención y obligatorio de las leyes orgánicas constitucionales promulgadas durante la década de los ochenta. En ese período se dictaron 455 sentencias”. c) Desde 2005. Se inicia un tercer ciclo histórico con un significativo cambio en su integración, funcionamiento y sus competencias… Basta precisar que se trata de un período dominado por la creación de la acción de inaplicabilidad por inconstitucionalidad…” (Diccionario Constitucional Chileno de Gonzalo García Pino, Pablo Contreras Vásquez, y Victoria Martínez Placencia).
Hablando en vocabulario menos técnico y sin gozar del prestigio profesional de un abogado y de un académico notable, al tenor de lo que se pretende llevar adelante, más importante que un programa presidencial, más importante que el 10% del retiro de los fondos y de otras leyes, por sobre otros eventos electorales y lo terrible de vivir bajo un estado de excepción, está el presente y futuro de nuestra sociedad republicana. El 18 de octubre del año pasado, el estallido social, donde la mayoría de los chilenos/as fueron quienes abrieron los espacios políticos para este referéndum constitucional.
Expongo otro argumento a favor del Apruebo y Convención Constitucional. “La Constitución en una sociedad democrática, ha de ser una expresión de la voluntad del pueblo constituido como comunidad política, de la voluntad de la nación, única titular de la soberanía” (Libro Reforma Constitucional, Francisco Zúñiga Urbina, Coordinador). Mi emplazamiento a la clase política, que de una y/o otra manera, tienen blindada la ideología de los poderosos en la actual Constitución, por lo mismo, no le debieran tener miedo a la soberanía del pueblo. Éste es muy sabio, humano y está en su naturaleza el ser moderado e inteligente. Por favor, en su desesperación no metan a Dios en estos asuntos mundanos, al “César lo que es del César” y punto.