Dra. Yuvitza Reyes Donoso, Académica de la carrera de Psicología UNAB, sede Viña del Mar
En 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en conmemoración del asesinato de las hermanas Mirabal, ocurrido en 1960 bajo el régimen dictatorial que abusaba del poder político y militar en República Dominicana.
En la actualidad, a pesar del consenso internacional para eliminar la violencia en contra de las mujeres y niñas, aún existen países que discriminan y ejercen este tipo de violencia. La realización del mundial de fútbol 2022 en Qatar, ha develado la violencia que dicho régimen de gobierno ejerce en la vida de ellas: las mujeres qataríes deben tener el permiso de un tutor para estudiar, viajar, casarse, entre otros aspectos. Estas medidas atentan gravemente contra los derechos de las mujeres, coartan su independencia, libertad y dignidad, teniendo además consecuencias graves en su salud mental (HRW, 2022).
Desde este punto de vista, diversos psicólogos plantean la existencia de la relación entre la salud mental y la violencia, indicando que muchos de los problemas de salud mental son consecuencia de actos de violencia contra la persona afectada, por ejemplo, mujeres abusadas por sus parejas, las víctimas de abuso sexual, quienes tienen un mayor riesgo de depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático o conductas suicidas.
En este sentido, para la psicología como disciplina, la conmemoración de este día invita a reflexionar y concientizar sobre la violencia. El dolor y el daño psicosocial que provoca la violencia nos invita a pensar sobre el rol de las y los psicólogos en nuestra sociedad. Diversos autores, se refieren a que, para realizar intervenciones psicológicas, es necesario posicionarse firmemente en contra de la violencia, no existiendo espacio para la neutralidad en el trabajo práctico con víctimas de violencia de género.
En este ámbito, el ejercicio práctico de la psicología requiere posicionamiento y reflexión que permitan conectar con el dolor y tratamiento de las víctimas, desde la dignidad y el bienestar. En este contexto, la conmemoración de la eliminación de la violencia contra la mujer invita a la psicología a posicionarse desde la intervención y la investigación en contra de la violencia en contra de la mujer.
Finalmente, el acto de conmemorar, recordar el dolor que causa la violencia, reconocer los hechos que han herido nuestra historia, nos permite comenzar ciclos de reconocimiento social de las víctimas. Recordar nos permite la posibilidad de resignificar y a reivindicar la memoria femenina.