febrero 15, 2025
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Mar

Sanos consejos | Ojo, cosas que no les gustan a los gatos

Los gatos son animales súper independientes que muchas veces no nos ni en bajada, aunque nos conozcan a la perfección e incluso aunque convivamos con ellos. Los felinos deciden cuándo hacer caso a los humanos y cuándo no, independientemente de que los llamemos por su nombre o no.


Hay muchísimas razones por las que los gatos son una de las mascotas más célebres y populares del mundo. Son adorables, curiosos, juguetones, divertidos y su ronroneo es el remedio más efectivo contra el estrés. Sin embargo, son seres muy particulares y cada gato tiene su propia lista de gustos y disgustos.

Cepillado
Algunos michis pueden disfrutar mucho de un buen cepillado, especialmente si su dueño le ha acostumbrado a ello desde una edad temprana. Sin embargo, es posible que su gato tienda a arrancarse o se rebele decididamente, cuando te acerques con un cepillo en la mano. Los gatos son seres muy rutinarios y a priori no saben que eso es algo que podría gustarles.

El ‘malévolo’ cascabel
Toma en cuenta que como el oído de los gatos es muy agudo, tener un cascabel colgando es una tortura para ellos. Por más que pienses que se bonito, es como si nosotros tuviésemos la campana de la iglesia sonándonos todo el día en la oreja. Nos volveríamos locos, ¿verdad? Pues eso. Quítale ese maldito cascabel al collar.

Las caricias agresivas
Un gato puede fingir que es un rudo y violento predador, pero en realidad puede llegar a ser muy tierno y mimoso. Acariciarlo de forma agresiva, rascarle con fuerza, palmearles el lomo o tirarle la cola, pueden ocasionar en él una actitud defensiva, ya que puede sentirse sobre estimulado y su respuesta a eso suele ser la lucha o el ataque.

Los cortes de uñas
Puede que tengas suerte y tu gato sea de los que tolera un corte de uñas, seguramente se deberá a que le has acostumbrado de muy pequeñito y no lo asocia con una agresión. Sin embargo, la mayoría de estos felinos se resistirá a los intentos de recortar sus únicos medios reales de autodefensa, por razones obvias.

Pasear en coche
Al igual que los humanos, los gatos son animales de costumbres. Les gusta tener su territorio y sus rutinas y normalmente odian cualquier cambio. Agrega a esto la confusión que puede provocarle un vehículo en movimiento y es muy probable que el resultado sea un michi infeliz.

Bañarlos no es necesario
Es una historia tan antigua como el tiempo: los gatos odian mojarse. Por un lado, no tienen necesidad de bañarse como los humanos o los cobardes perros, ya que hacen un muy buen trabajo acicalándose a sí mismos. El gato doméstico promedio hará todo lo que esté en su mano para evitarla.

Que les toquen la guatita
Una de las cosas en las que los perros y los gatos se diferencian es su respectivo amor y odio porque les acaricien del vientre. Los instintos predadores de un gato están casi intactos, a pesar de llevar miles de años domesticado y el estómago es quizás su área más vulnerable.

Ruidos fuertes
Un fuerte ruido desencadena una respuesta inmediata en un gato, ya que teme encontrase en peligro. Tienen un oído tan fino que son capaces de asustarse con un estornudo, así que imaginaros cómo perciben los bocinazos, la música a todo volumen y los muy de moda últimamente fuegos artificiales.

Compartir su territorio
A menos que se críen juntos, los gatos no suelen ser aficionados a otros compañeros, por su naturaleza territorial y porque ven en otros felinos a un competidor por sus alimentos, juguetes, rascadores y dosis de atención. Incluso cuando conviven muchos gatos, siempre hay uno que destaca al mando.

Demasiada atención
La mayoría de los gatos no puede soportar que se les vigile o mime constantemente, pero tampoco les gusta que se les ignore. Cada gato es capaz de hacerle saber a su compañero humano cuándo quiere su atención, a menudo maullando sin cesar o frotándose en las piernas.

OCIO/av

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