Dimes y diretes, y opiniones divididas, es el sino de la controversia surgida con el proyecto de ley que despenaliza la interrupción voluntaria del embarazo, y que según el vocero regional de Gobierno, Luigi Ciocca, se ha tornado en una discusión más valórica que médica, sin adentrarse en el fondo del asunto, que son las causales de excepción para cumplir con la medida propuesta.
“Desde que la Presidenta Michelle Bachelet firmó y envió al Parlamento esta iniciativa legal, que es parte de los compromisos adquiridos durante su campaña, la discusión del tema no está a la altura del proyecto en sí, pues se aborda desde un ámbito moral, valórico y no médico, y por sobre todo, obviando que en Chile el aborto terapéutico se permitió hasta 1989, sin ser penalizado como tal”.
A juicio de Ciocca, y tras las declaraciones de algunos que hablan de la “objeción de conciencia” a la hora de evaluar su apoyo o rechazo al proyecto del Ejecutivo, resulta paradójico que en estos tiempos en Chile se quiera reducir el tema a un aspecto ético y moral; y con una hipocresía social que no se hace cargo de una realidad que está todos los días a vista y paciencia de todos y todas.
“El proyecto de ley no busca transformarse en un código de cómo interrumpir un embarazo y si ello es viable moral o éticamente. Como Gobierno lo que se busca es hacernos cargo de experiencias de vida críticas, como es un embarazo producto de una violación, una malformación congénita del feto, o que la vida de la madre se encuentre en riesgo vital”.
