
La reciente encuesta Black & White ha dejado en evidencia una realidad incómoda para la izquierda chilena: la falta de liderazgos sólidos y una conducción política capaz de disputar con fuerza las próximas elecciones presidenciales. Mientras que en la oposición emergen figuras con una visión clara de país, como Evelyn Matthei, José Antonio Kast y Johannes Kaiser, en el oficialismo la única carta viable parece ser, nuevamente, Michelle Bachelet, otros candidatos prefieren “No Quemarse”, obteniendo un resultado cercano solo a los 30 putos en las urnas lo que sentenciaría la derrota más grande, desde la vuelta a la democracia.
El regreso de la exmandataria, tras su reunión con Lula da Silva, al debate público refleja no solo su propio peso político, sino la ausencia de nuevos liderazgos que puedan encabezar el proyecto progresista, que de innovador y progresista tiene bastante poco si deben acudir a los liderazgos de los míticos 30 años, que tanto criticaron. Si bien nombres como Carolina Tohá (PPD), Jeannette Jara (PC) y Vlado Mirosevic (Partido Liberal) han sido mencionados dentro del oficialismo, ninguno de ellos logra captar el respaldo ciudadano ni generar la confianza suficiente para proyectarse como alternativa presidencial en ejes fundamentales, Crecimiento Económico, Salud de Calidad, vivienda, seguridad y combate al crimen organizado transnacional.
La encuesta evidencia que Bachelet es la figura con mayor disposición de voto dentro de la izquierda, con un 36%, superando ampliamente a cualquier otro representante del oficialismo. Sin embargo, su retorno trae consigo el peso de sus gestiones pasadas, marcadas por la desaceleración económica, la crisis en Carabineros, los cuestionamientos al rol de su familia en casos de corrupción, el fracasado “Trans-Santiago” un sistema de transporte público muy caro y pésimo, los sistemas de concesiones en las carreteras donde el PS tiene inversiones y la licitación energética aumentando de las cuentas de la Luz, recuerde Bachelet y los Ministros Pacheco y Valdés, aseguraban el 2016 que con esta licitación las cuentas “disminuirían” y solo hemos sabido de alzas. Estimado Lector el PS también tiene inversiones en CGE, si el Partido socialista, un partido de izquierda, “capitalista” pero de Izquierda.
La falta de renovación de liderazgos ha convertido su nombre en la única opción viable para un sector que parece no haber logrado evolucionar en más de una década lo que preocupa viendo tanto joven idealista con ideas gatopardistas en el FA.
Mientras tanto, la oposición exhibe liderazgos frescos y con clara conducción en los ámbitos económico, político y social. Evelyn Matthei representante de la derecha moderada no solo se posiciona como la candidata con mayor apoyo ciudadano, sino que además se impone en todos los escenarios de duplas presidenciales, incluso sobre José Antonio Kast y Johannes Kaiser. Su gestión en Providencia y su discurso pragmático la han convertido en una figura que trasciende los límites de la UDI, captando el respaldo de sectores más amplios del electorado.
Por otro lado, José Antonio Kast sigue siendo un referente fuerte dentro del Partido Republicano, consolidando una base electoral sólida y manteniendo su presencia como líder de la derecha Conservadora.
Sin embargo, la irrupción de Johannes Kaiser representando a la derecha dura con un 38% de disposición de voto y su virtual empate en primarias con Matthei (42% vs. 40%) demuestran que la ciudadanía está buscando nuevas alternativas dentro del espectro opositor, dentro de las derechas donde encuentra Liderazgo, conducción y una visión clara del País proyectado en un proyecto Político a largo Plazo.
El 55% de los encuestados declaró que votaría por un candidato de oposición, un dato que debería encender las alarmas dentro del oficialismo. La desconexión con las preocupaciones ciudadanas, especialmente en materia de seguridad y economía, ha sido un lastre para la administración de Boric, cuya aprobación sigue en niveles bajos que se mueve entre el 28% al 32% sin señales de recuperación sostenida saliendo de su base dura.
En este contexto, la izquierda enfrenta un dilema existencial. ¿Seguir apostando por figuras del pasado, como Bachelet, o impulsar un liderazgo renovado que logre conectar con las demandas de la ciudadanía? La oposición, en cambio, parece tener el panorama mucho más claro: cuenta con figuras posicionadas, proyectos definidos y un electorado dispuesto a respaldarlos.
Viendo al Frente Amplio, Don Fabrizio Corbera y su sobrino Tancredi Falconeri estarían orgullosos (Protagonistas de la Novela il Gattopardo). “Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie”.