Aunque la mayoría de los adolescentes se declara feliz, los datos de la nueva Encuesta de Juventud y Bienestar de Senda revelan que un número alarmante de ellos enfrenta problemas de autoestima y falta de apoyo emocional por parte de sus cuidadores.
Una reciente medición nacional desarrollada por el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) ha sacado a la luz un contraste inquietante en la salud emocional de los jóvenes chilenos.
Se trata de la “Encuesta de Juventud y Bienestar”, aplicada a estudiantes de segundo medio en establecimientos educacionales de todo el país, cuyo propósito principal fue recoger datos sobre consumo de sustancias, bienestar psicológico y calidad de vida en esta etapa del desarrollo.
El estudio, que contó con una muestra de más de 135 mil jóvenes, busca ser una herramienta clave en la creación de políticas públicas que favorezcan el desarrollo integral de la juventud, con foco en la prevención, la salud mental y los factores de protección social.
Bienestar declarado versus realidad emocional
Los datos entregan señales mixtas. Por un lado, el informe destaca que una proporción considerable de adolescentes muestra una percepción positiva de su situación general: el 76,6% dice sentirse feliz, el 77,2% se muestra conforme con su vida, y el 55,4% se considera físicamente saludable y fuerte.
No obstante, bajo esta aparente satisfacción se esconden cifras que revelan una fractura preocupante en el bienestar emocional de los encuestados. Según los resultados, un 33,9% siente que “son un fracaso”, y un 41,1% cree que “no son buenos en nada”. Estos datos apuntan a un problema serio de autoestima que afecta a más de un tercio de los adolescentes.
El ámbito familiar también aparece como un factor clave en este escenario. Un 36,7% de los estudiantes señala tener dificultades para hablar sobre temas personales con sus padres, madres o cuidadores, mientras que un 12,8% declara que les resulta difícil o muy difícil recibir cariño o calidez emocional de ellos. Además, un 15,1% afirma no contar con suficiente orientación en temas escolares.
Desafíos para las políticas públicas
Estos hallazgos plantean un desafío importante para el diseño de estrategias de intervención que aborden no solo el consumo de sustancias, sino también la salud mental de los adolescentes desde un enfoque integral. La aparente contradicción entre el alto nivel de felicidad declarado y los indicadores de baja autoestima y escaso apoyo familiar evidencia la necesidad de profundizar en las causas de este fenómeno y generar respuestas efectivas desde el ámbito educativo, comunitario y sanitario.
La encuesta de Senda ofrece una radiografía actualizada del estado emocional de los jóvenes chilenos y confirma que, aunque muchos se declaren felices, una parte significativa carga con inseguridades profundas y relaciones familiares poco fortalecidas. Reconocer y abordar esta brecha es esencial para construir un entorno más saludable y resiliente para las futuras generaciones.