@plumaiquiqueña
Violeta Parra no sólo escudriño en lo más profundo del arte y el folclore popular, sino que expuso al mundo el alma del pueblo de Chile. Alzó su voz en defensa de las injusticias sociales, desde los pampinos del norte hasta la gente del sur.
Alejandro Jodorowsky señala al respecto: “Esta increíble mujer me enseñó que, si queremos algo con la totalidad de nuestro ser, acabamos lográndolo. Lo que parece imposible con paciencia y perseverancia se hace posible”.
En junio de 1965 la artista regresó a Chile y a fines de ese año instaló una gran carpa en la avenida La Cañada con Toro Zambrano, en La Reina. Su sueño era convertirla en un centro de cultura folclórica, pero no tuvo el apoyo para el proyecto. El sistema político imperante la ignoró, relegándola al más cruel de los abandonos.
El término de su relación con Gilbert Fabre, quien se marchó a Bolivia en 1966, la dejó desolada. En esa época compuso la maravillosa pieza “Run Run se fue pa’l norte”. Cuando lo fue a ver se enteró que se había casado. No volvió a recuperarse.
Un año después a las 17:40 del 5 de febrero de 1967, el ruido sordo de un balazo estremeció la carpa de La Reina. Violeta se había pegado un tiro en la sien. La artista, la mujer guerrera, la que luchó por cumplir sus sueños, estaba sumida en la tristeza y pobreza, se había cansado de vivir.