Por FRANCISCA CABELLO
Cuando hablaba de que el reggaeton define a Iquique pensé que quizás había sido un poco drástica y generalicé demasiado, pero parece que el tiempo me dio la razón, lamentablemente.
Me enteré de la noticia de que se acercaba el Festival de Iquique, pero la real importancia fue que el intérprete de «Cuatro babys», era el artista más importante dentro de la parrilla programática.
Allá ellos si seguimos fomentando el «perreo hasta abajo», pero pagarle 180 millones de pesos a Maluma ¿no será too much?
O sea, si pensamos, con esa cantidad de dinero se podrían activar varios semáforos que no funcionan en la ciudad, se podría contratar un camión para que saque la basura en terrenos baldíos, como los que están a las afueras de Iquique, o fomentar la adopción de caninos, porque se ha demostrado que aquí no son muy fanáticos de este tema, y créanme que no se gastaría todo ese monto.
Cabe destacar que tampoco estamos viviendo el mejor momento económico. Los despidos en las mineras, la reelección de la familia Soria en la municipalidad y los problemas de corrupción acerca del caso Corpesca dan cuenta de ello, y aún así existe el interés de pagar dicha cantidad a un artista.
¿Que no se dan cuenta? Como periodista la palabra escéptica es primordial, y obviamente creo que ésta es una jugada más del nuevo alcalde para distraer a los ciudadanos de lo realmente importante, como las problemáticas que ya mencioné.
¡Ah! Pero se me había olvidado que esto pasó porque los mismos Iquiqueños quisieron seguir en su zona de confort, eligiendo al querido Mauricio porque quizás «mejor diablo conocido que por conocer» ¿o no?
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