En agosto de 1975, la dictadura militar en Chile decidió que una niña de papel, con cabello alborotado y preguntas incómodas, representaba una amenaza. Sí, estamos hablando de Mafalda, el icónico personaje creado por el argentino Quino, que fue catalogada por el régimen como “tendenciosa y destructiva”. Sus reflexiones, cargadas de humor y crítica social, no encajaban en el discurso oficial de un gobierno que buscaba silenciar todo cuestionamiento.
La censura no tardó en llegar a Televisión Nacional de Chile (TVN), donde las caricaturas animadas de Mafalda habían encontrado un público fiel. La niña rebelde y reflexiva fue retirada de pantalla, borrando no solo su risa, sino también su sutil manera de invitar a pensar y criticar el mundo. En un país donde las ideas disidentes eran perseguidas, Mafalda pasó a engrosar la lista de contenidos “peligrosos” para el régimen.
Mafalda no fue la única víctima. TVN, como canal estatal, se convirtió en una herramienta de propaganda durante la dictadura de Pinochet. Todo contenido que no alineara con los valores del régimen era eliminado.