abril 20, 2025
inicionoticiasactualidadcultura popdeportesempresasopiniónpolíticatierra de campeonesalta suciedad

06

Oct

Magnolia Marabolí, la profesora que encontró su nueva vocación en el mar

Matilde Magnolia Marabolí Vergara, o simplemente “Magnolia” para sus cercanos, abrazó la pedagogía como una vocación que ejerció durante toda su vida en diversas facetas. Hoy, tras acogerse a retiro, se entrega a su nueva pasión: capear las olas a mar abierto.

Su formación comenzó en la Escuela Normal de Arica, pero no soportó la distancia de su familia y regresó a Iquique tras el primer semestre. “Mi mamá se enfermó, así que me devolví feliz, además estaba pololeando”, recuerda. Continuó sus estudios en la Escuela Normal de Iquique, pero tras el cierre de las escuelas normales bajo la dictadura, concluyó su formación en un programa de la Universidad Católica del Norte.

El destino la llevó nuevamente a Arica, donde ejerció durante cinco años. “Me casé, tuve a mi hija Alejandra… pero nunca me gustó Arica porque soy iquiqueña”, confiesa. Al dar a luz el 31 de diciembre, se llevó una sorpresa: “Me decían que venía un niñito, pero tuve gemelas. Mi marido no sabía nada, llegó al hospital y le dijeron que era el papá de dos niñitas”.

Regresó a Iquique sin trabajo debido a su licencia postnatal y, a pesar de que la habían asignado a Arica, logró permutar su cargo para quedarse en su ciudad natal. En junio de 1981 comenzó a trabajar en la Escuela de Hombres N° 1 y luego en la Escuela N° 16 del Barrio Matadero, que luego se fusionó con las Escuelas N° 8 y 14 y pasó a llamarse Escuela N° 77. “Fue mi mejor escuela. Eran niños muy respetuosos, y aunque las familias tenían muchas carencias, había una química especial. Aprendí que es fundamental conocer a la familia para entender cómo llega el niño al colegio”, recuerda con cariño de sus 20 años allí.

En 1999, el alcalde Jorge Soria la invitó a ser directora de personal de la Corporación Municipal de Iquique, cargo que involucraba no solo la educación, sino también salud, el cementerio y el teatro municipal. “Yo tenía miedo y Mi mamá me dijo -Si Dios te pone en ese lugar es porque te necesita ahí’”. Aunque fue una experiencia gratificante, en 2002 su madre falleció, lo que le dificultó continuar. “Volví a la Escuela N° 77, pero luego el alcalde me pidió ser directora de la Escuela Javiera Carrera Verdugo”, cargo que luego ejerció a través de un concurso con un equipo docente comprometido.

Más tarde, la vida nuevamente le dio un duro golpe cuando su esposo sufrió un accidente vascular. Decidió jubilarse tras su fallecimiento. “Se fue él y se me terminó la vida”, recordó con voz quebrada. Para enfrentar el dolor, se mantuvo ocupada supervisando las prácticas de profesoras en la Universidad de Tarapacá.

Fue entonces cuando se reencontró con el mar. “Crecí en Cavancha, así que siempre tuve esa semillita. Un día una colega me invitó a la playa y desde entonces, antes de las 8 A.M. ya estoy lista para lanzarme al mar”. Hace siete años que Magnolia sigue esta rutina diaria, sumergiéndose en el agua por media hora, o más si hay olas. “Es una inyección de energía. Invito a todas las mujeres, de cualquier edad, a que vayan a la playa. No hay estrés ni depresión que sobrevivan al mar”, concluye.

magnolia maraboili 3

Comentarios

Deja el primer comentario

ingreso de usuario

Google reCaptcha: Clave del sitio no válida.