[Portada El Nacional, de Venezuela 12 de septiembre de 1973]
JCN
Según la historia, las dictaduras dejan huellas en los pueblos que son sometidos bajo el poder absoluto. Si bien España inició su apertura democrática tras la muerte del dictador Franco, en 1975, todavía esa historia oscura divide a los españoles.
El mismo caso vemos en en Chile, donde hoy se cumplen 49 años del golpe militar que derrocó a Salvador Allende, pero la historia definitiva aún no está escrita y pueden pasar varias generaciones para que este trágico hecho, que terminó con un gobierno democrático, pueda ser visto con objetividad.
El trabajo que hizo Pinochet, desde el primer día de su administración de facto, fue cambiar la estructura del país, como borrar por la fuerza los logros de la clase media, de los pobres, devolviendo a la oligarquía el poder económico. Con estos hecho retornó ‘el alma al cuerpo’ a una clase asustada, que temía perder sus beneficios logrados a costas de la explotación y expoliación.
Una parte del país, incluyendo políticos, empresarios y sectores sociales defienden la obra del ‘Gobierno Militar’, que dejó un “país reconstruido”, “que libró a Chile del comunismo internacional”. Además, creyendo una historia construida por Estados Unidos y los políticos de derecha para justificar el derrocamiento de Allende.
Pero el poder de la historia y las palabras del expresidente Sebastián Piñera, quien dijo cuando se cumplieron 40 años del Golpe que “hubo muchos que fueron cómplices pasivos: que sabían y no hicieron nada o no quisieron saber y tampoco hicieron nada”. Esta frase hizo reaccionar a muchos referentes de la centro derecha, para desde ese momento condenar la violación de los derechos humanos por la dictadura cívico-militar.
Otra parte del país que sufrió la detención y ejecución de sus familiares por parte de agentes del Estado, sigue esperando respuestas y justicia. Casos la desaparición forzada de personas, lideres políticos, dirigentes sociales y hasta personas que nunca militaron en ningún partido, inocentes. Todo lo que tuviera un tufillo de oposición al régimen de Pinochet era perseguido, encarcelado con el “estado de excepción”, donde muchos con suerte fueron liberados, pero tras ser torturados y vejados.
Mientras esa parte de la historia, a cuatro décadas del 11 de septiembre de 1973, no reciba verdad y justicia, las heridas no cicatrizan.
11-09-2017