1. Si tu ex te esquiva el saludo se pueden hacer dos cosas: o asumirlo y respetar su decisión, o elegir forzar el saludo bajo nuestra responsabilidad.
En este caso «tenemos que llevar preparado qué decir después del típico «hola» —advierte Mila Cahue—; estar preparados para que no se prolongue la conversación, y saber detectar y terminar de forma oportuna y elegantemente».
Puede ocurrir que tu ex no deje de reprocharte cosas, y sea imposible tener una amistad o una conversación con él o con ella. En este caso, la psicóloga aconseja que «no saludarse puede ser una alternativa aceptable si se sabe que el otro no se va a mantener en los límites que corresponden».
2. Los temas pendientes con la ex pareja no se solucionan en estos encuentros casuales. Si algo quedó pendiente es mejor quedar expresamente para hablar de ello.
3. Saludarse con cierto grado de cordialidad.
4. Despedirse cuanto antes, si una de las dos partes no quiere alargar la conversación.
5. Conviene que la conversación sea corta, sobre todo si se percibe que uno de los dos está incómodo. Si la relación es buena se puede prolongar un poco más.
6. Contar nuestra vida y entrar en detalle puede sobrar. No lleva a ningún sitio. Cada persona debe determinar hasta dónde quiere contar. Los ex ya no forman parte de ciertos territorios de la intimidad afectiva. Hay que plantearse cuánto, por qué y para qué queremos relatar ciertas cosas. Y, sobre todo, no sentirnos obligados a hacerlo. Probablemente también existirán acontecimientos que no queremos conocer o que ya no nos interesan.
7. Se puede hablar con naturalidad, pero siendo consciente de que un o una ex forman parte del pasado. Por tanto, hay preguntas y gestos de cuando eráis pareja no se corresponden con el momento que se está viviendo. Hay que intentar evitarlos.
8. Rememorar viejos tiempos tampoco es buena idea. Lo mejor es centrarse en el presente. «Hablar de intimidades del pasado puede dar la falsa impresión de que esas intimidades pueden trasladarse al presente. Y si hay parejas en la actualidad, por respeto hacia ellas, es mejor que el pasado se quede dónde está», aconseja Cahue.
9. Si en el encuentro está con otra pareja, nunca hay que perder las buenas normas de educación y «uno debe saber cuál es el lugar que ocupa en ese momento, y definitivamente ya no es el de pareja», aclara la psicóloga. Se saluda con amistad pero nunca sobrepasando un límite que pudiera incomodar a esa pareja nueva.
10. Si soy yo quien está con otra persona… Cada uno determinará cómo presenta a la persona con la que esté. Si se trata de una pareja consolidada, «no hay ningún inconveniente en presentarla como corresponde: la persona que en la actualidad ocupa nuestra intimidad afectiva», asesora Cahue. «Nunca hay que humillar a la pareja actual dejándola en un segundo plano por lo que pueda pensar alguien que, afectivamente, forma parte del pasado».