La mayoría de las mujeres ha fingido un orgasmo en algún momento de su vida (lo siento, amigos). Lo que nos lleva a la pregunta obvia: ¿Por qué las mujeres se podrían llegar a sentir tentadas a participar en esta forma de falsa señalización? En un artículo de la revista Archives of Sexual Behavior, Farnaz Kaighobadi, Todd K. Shackelford, y Viviana A. Weekes abordaron este problema. La teoría que desarrollaron acerca de los orgasmos fingidos es que podrían servir como una táctica de retención de pareja. En concreto, las mujeres que perciben a su pareja como un infiel potencial, fingen orgasmos con más frecuencia (como una de varias estrategias posibles para retener a su pareja). Los investigadores administraron una encuesta a 453 mujeres que estuvieron involucradas en relaciones heterosexuales a largo plazo y surgieron dos conclusiones clave: 1) La probabilidad de falsificación se correlacionó positivamente con el riesgo de la infidelidad. En otras palabras, las mujeres que se sentían inseguras acerca de la fidelidad de sus parejas tenían más probabilidades de proyectar una falsa excitación sexual o de fingir un orgasmo. 2) La probabilidad de falsificación se correlacionó positivamente a las mujeres que utilizan una amplia gama de tácticas de retención de pareja (aparentemente porque es probable que se sientan inseguras en su relación) y es más probable que finjan orgasmos. Pero la conversación se extiende más allá de estos estudios. Está comprobado que cuando las mujeres se preocupan por el placer del hombre en la medida en que pierden contacto con su propio placer, privan inadvertidamente al hombre de la satisfacción que le produce darle placer. Si bien es posible que el hombre esté tan centrado en el placer de la mujer –al punto que corta sus propias sensaciones– es mucho más probable que el efecto cobre mayor relevancia en las mujeres. Los hombres han sido socializados para creer que deben ser expertos en sexo y, por supuesto, muchas veces queremos creer que somos el amante ideal. La mujer sabe que su papel es el de reforzar esa idea, por lo que si el hombre asume que ella ha llegado al clímax, es poco probable que lo contradiga. Es difícil para el hombre decir: “Un momento, ¿realmente estará disfrutando esto?”. Muchas veces está demasiado ocupado en su propio performance consigo mismo. Si él no tiene ninguna base para comparar lo que se siente al estar con una mujer que está completamente presente con él y satisfecha eróticamente, nunca lo podrá saber. Hay algunos hombres que no tienen mucha experiencia, pero que sí tienen la confianza para confiar en sus propias percepciones y sentimientos. Pero incluso si él es consciente de que la mujer no está completamente enganchada en el momento, ¿qué puede hacer si ella lo está fingiendo? Las mujeres también pueden sentir la presión de tener un buen performance y de demostrarse a sí mismas que pueden ser sexys. Puede que tenga miedo de decir que necesita más tiempo, puede que tenga miedo de mostrar sus verdaderos sentimientos, si no se ajustan las imágenes preestablecidas de lo que se supone que tiene que suceder en la cama. Y es posible que tenga miedo de herir los sentimientos de su pareja al decirle que lo que sea que le están haciendo no le pone. Esta situación es especialmente difícil si ella no conoce su cuerpo lo suficiente como para sugerir otra opción, o si sus experiencias pasadas no fueron tan abiertas a la comunicación. Si la mujer se ha excitado, pero una y otra vez no consigue el orgasmo, se puede producir una armadura genital. El Dr. Wilheim Reich, fundador de la terapia somática, desarrolló el concepto del blindaje corporal. Cuando afecta especialmente los genitales, se desarrolla el blindaje genital. La armadura o blindaje corporal es un mecanismo de defensa del cuerpo, los músculos, los nervios, y/o los tejidos conectivos – donde la tensión crónica resulta en una constricción. Es un mecanismo de protección que nos protege del dolor físico y emocional, pero terminamos con más dolor o entumecimiento, y olvidando muchas veces la razón por la que hemos creado estos patrones corporales en primer lugar. La armadura genital puede causar hipersensibilidad o adormecimiento y se produce tanto en hombres como en mujeres. Por lo general, tenemos que encontrar una manera de liberar la armadura para restaurar el funcionamiento sexual óptimo. Las consecuencias pueden ser peores si el hombre nunca se da cuenta de la falsificación. Mientras la mujer sigue haciendo lo que él espera, su resentimiento femenino se acumula. Ella pierde respeto por el hombre. No hay intimidad real. Acaba matando a su auténtico apetito sexual. No sólo ella se pierde la oportunidad de descubrir qué tipo de estimulación le sería realmente satisfactoria, sino que se desarrolla un almacén de enojo y nada mata más rápido la conexión sexual que el enojo.
Las razones por las cuales las mujeres fingen los orgasmos
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