octubre 13, 2024
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05

Dic

Moteles iquiqueños: Historia oculta de romances y la urgencia de estar solitos (Hoy es el Día del Motel)

PERICOTE

Hoy se celebra en todo el país el “Día del Motel”, fecha que recuerda la inauguración del Hotel Marín 014 en Santiasco. Pero, como acá no somos centralistas nos pusimos a hacer un recorrido por lo moteles de Iquique Glorioso (recorrido histórico y verbal, no físico por siaca), esos lugares que están en nuestro imaginario, como el “Trauko”, que quedaba en Cuarta Sur (Diego Portales), entre Salvador Allende (Pedro Prado) y Galvarino.

“ El Trauco era el clásico y lo más sofisticado de esos tiempos”, recuerda nuestro amigo experto en historias urbanas de Iquique Glorioso, Carlos Westphal, quien añade que otro popular hotel era “el  Arica, que quedaba en 21 de Mayo con con Riquelme”.

Otro motel del puerto heroico, que tuvo muy corta vida, fue el Tsunami, que estaba en la Avenida Circunvalación , camino a Zofri, el “Tsunami”. Ese motel se hizo famoso ya que allí falleció un político por exceso de Viagra, eso dicen las malas lenguas.

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Según relata Carlos, un hotel para parejas ansiosas que querían pasar un ratito haciendo cucharitas era el “José Luis”, que aún está en Ramírez con San Martín, pero ahora cambió de giro y atiende, más bien ofrece, alojamiento a turistas y empleados de la minería.

“El Volcán” es un clásico en el sector del Agro, en especial con su eslogan “La erupción comienza cuando usted llega”. También un legendario, se podría decir, es el “Palo de Rosa”, el primero en instalarse en Bajo Molle, cuando por ese sector no andaban ni las moscas. A pesar de lo concurrido del lugar con discos y restaurantes a todo ritmo, igual tiene su clientela.

 

BONUS TRACK

Un amiga me comentó que hace unos años con su pololo se esa época estaban en un almuerzo familiar y les bajó la calentura. A media tarde se fueron al “Palo de Rosa”, entraron en su vehículo y nadie los atendía. Al cabo de unos minutos apareció una señora, a través de una ventanita, les cobró y le preguntó se iban a pedir un trago y un especial comentario. “Yo les debería dar un premio», les dijo la mujer desde el otro lado de la ventana del cuarto. Y la pareja de mi amiga, haciéndose el canchero le preguntó porqué: “Son las 4 de la tarde y son los primero clientes y eso es muy extraño, ya que los Viernes Santo no viene nadie”.

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