Llegas a tu casa estresado, sin ganas de hablar y de mal humor. Abres la puerta, no encuentras las llaves. Buscándolas te das cuenta de todos los bolsillos que llevas encima. Al final, y haciendo maniobras para no tirar la mochila ni las bolsas de la compra, las encuentras. Abres, entras. Y ahí está tu pareja, con ganas de charlar y… de dar hasta que duela…
Podría ser algo bueno, pero en ese momento no te lo parece. Solo quieres desaparecer, servirte un vino o una chelita, y que el mundo se olvide de ti. Amigo, mal. Lo que tienes que hacer justo en ese momento es terapia. Y no nos referimos a acudir a un especialista, sino a la conocia como ‘Primal Scream’. Te va a encantar. Se trata de una sesión especial de sexo con tu pareja (o sucedáneo), en la que sacarás tu lado más primitivo.
Consiste en lo siguiente: debes desinhibirte por completo y sacar todo el estrés y malestar que tienes dentro. Los expertos recomiendan la postura de ‘el perrito’, pero sirve cualquiera que te haga volverte loco. En la sesión, el coito debe temer una gran potencia e intensidad. Se permite, incluso, un poco de violencia cariñosa: «Si crees que pegar (jugando, se entiende) te ayudará a neutralizar la ansiedad, adelante, ahora es el momento».
Cuatro posiciones ‘Primal Scream’
Esta terapia se basa en el sexo más primitivo, es decir, en el que el romanticismo tiene poca cabida, al menos durante el coito. Por ello, para que la sesión anti-estrés tenga resultados óptimos, debes hacer el amor en las posiciones correctas. Te damos unas cuantas ideas:
1) El exprimidor
Ella se coloca encima del hombre pero dándole la espalda. Se inclina y apoya sus manos sobre las piernas. Esta posición favorece el ensanchamiento de las caderas de la mujer y hace más fácil la introducción del pene. Además, la visión del hombre facilita la erección. La mujer experimentará una gran liberación de estrés al ser ella la que domina la situación. Los cachetes y gritos están permitidos, ya que, recuerda, se trata de una terapia.
2) El perro profundo
No es ‘el perrito común’. En esta postura, la mujer no tiene las piernas en ángulo recto, sino que sus extremidades forman un ángulo de 140 grados. Las rodillas están a la altura de las del hombre, cuya espalda se encuentra erguida durante la penetración.
La cara de ella está en contacto con la superficie horizontal. El hombre puede presionar su rostro para que no se levante, dominando así a la mujer, que tiene el trasero en pompa para facilitar el acceso del pene. Para aumentar la intensidad del coito, él debe agarrarle de las caderas para darle empuje con más potencia, liberando así todo el estrés. Ella, por su parte, restará su ansiedad al sentirse dominada por la pareja, pues le permitirá sacar su lado más instintivo.
3) El caballo
Parecida a ‘el perrito’, pero más animal. El hombre está de pie y ella a cuatro patas. La penetración profunda hará que los gemidos sonoros sean inevitables. Él la agarra del pelo, que preferiblemente debe estar compacto en una coleta o trenza. Esta postura tan intensa se puede realizar tanto en la cama como en el sofá.
Una buena cabalgada, con riendas de pelo o sin ellas, es un buen revulsivo contra el estrés y la ansiedad. Lo mejor es comenzar despacio y con buena letra, y aumentar intensidad y ritmo según vaya pasando el tiempo.
4) De pie
Hacerlo de pie contra una encimera de cocina, en un escritorio, en el pasillo o contra el armario. Cualquier sitio es bueno para realizar esta postura, en la que ambos pueden encontrarse cara a cara o no, pues ella puede estar de espaldas apoyada contra una superficie vertical. Se trata de una posición muy erótica y liberadora, ya que tiene ese toque de improvisación y potencia que vuelve locos a ambos sexos.