Entre más expuesta esté una persona a cierto contenido erótico, más probable es que adopte los códigos de conducta de dicho material y que estos se conviertan en su visión del mundo, así como en su guía a la hora de intimar.
¿Te resulta familiar la siguiente escena? Un repartidor de pizza toca el timbre de una casa donde debe hacer una entrega; una bella y escultural jovencita abre la puerta y recibe el pedido. El repartidor le dice el costo, a lo que la bella dama responde: “¡Oh, no tengo dinero! Pero tal vez podría pagarte… de otra manera”.
Y ¡Pum! De repente se escucha una música sexy y aparece en escena una secuencia de imágenes eróticas mostrando al repartidor y a su sensual cliente en una explícita interacción sexual. Así es, hablamos de pornografía, pasión de multitudes. De hecho, tan solo en los Estados Unidos, se estima que hay 28.250 usuarios de Internet viendo pornografía cada segundo, según un artículo del portal de salud de la Universidad Brown.
¿Consecuencias?
En un análisis sobre la relación entre el consumo de pornografía y el comportamiento sexual, publicado en la revista científica Archives of Sexual Behavior, investigadores estadounidenses realizaron un estudio bajo la siguiente premisa: entre más expuesta esté una persona a cierto contenido erótico, más probable es que adopte los códigos de conducta de dicho material y que estos se conviertan en su visión del mundo, así como en su guía a la hora de intimar.
Los autores hallaron que la pornografía crearía un “guión sexual” que dirigiría las experiencias íntimas. Para arribar a esta conclusión, encuestaron a 487 hombres universitarios de EEUU, de entre 18 y 29 años, para saber qué tanto influía su afición al contenido erótico en sus preferencias y preocupaciones sexuales.
Los resultaron arrojaron que entre más porno miraba un hombre, más probable era que lo usara durante sus encuentros íntimos, pidiéndole determinadas cosas a su pareja y evocando imágenes pornográficas durante el acto para mantener la excitación.
Los científicos también observaron que los sujetos desarrollaban preocupaciones sobre su desempeño sexual y la imagen de su cuerpo. Además, hallaron que ver grandes cantidades de porno podía afectar negativamente el gozo al intimar con la pareja.
Como ves, de acuerdo con este estudio, ser un asiduo consumidor de pornografía podría influir negativamente en tu vida sexual. Tú qué opinas: ¿es un problema para la pareja o no?