Durante su visita a Iquique en enero de 2018, el Papa Francisco demostró que su empatía va más allá de las palabras. Mientras su comitiva ingresaba a la ciudad, Ana Belén Aguilera Cáceres, una carabinera que participaba en el operativo de seguridad, sufrió una caída de su caballo en plena calle Vivar, frente a una multitud de fieles que aguardaban para verlo pasar.
El Papa, al percatarse de lo sucedido, pidió detener su móvil y bajó de él para preocuparse por el estado de la joven carabinera. Su gesto generó una gran impresión entre los presentes, quienes admiraron su humanidad y su cercanía. Ana Belén recibió atención inmediata, gracias a la intervención oportuna del equipo de seguridad y emergencias.
Después de este incidente, Francisco envió un regalo especial a la carabinera como muestra de gratitud y consideración. Este detalle subrayó aún más su calidez y su compromiso con quienes trabajan al servicio de los demás.
Aunque la jornada estuvo cargada de momentos emotivos y reflexivos, el acto de preocupación hacia Ana Belén Aguilera quedó grabado como uno de los episodios más destacados de su paso por la ciudad, resaltando que, para el Papa, cada persona importa.