NELSON MONDACA I.
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Por estos días se pone de moda el Estado de Excepción. Son varias las autoridades que reclaman esta medida extraordinaria constitucionalmente como una forma de poner atajo a los altos índices de delincuencia en la Región y a la ola de inmigrantes que ingresan por pasos no habilitados.
Varios políticos de la derecha se aprovechan de endosar esta responsabilidad al actual Mandatario Gabriel Boric, sea por el aumento de casos y por el grado de violencia criminal. Por cierto, existen ciertos medios de comunicación que en forma independiente siguen esta misma tendencia. ¡Culpan al Gobierno de todo lo malo que Chile arrastra por años!
Esta línea política es parte de una estrategia ideológica que sumerge a los pueblos a su propia miseria. Las personas pierden el sentido de lo correcto y la verdad se pierde delante de sus propios ojos. La biblia en San Mateos dice “el que tiene oídos para oír, oiga…que viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden”.
Pongamos las cosas en orden. Alcaldes, parlamentarios y consejeros municipales y del gobierno regional, en forma transversal solicitan al Gobierno, que declare la “Zona Macroregión del Norte el Estado de Excepción”. Tal como como lo tituló un matutino regional “Militares a la calle”.
Tal vez, todas estas autoridades tengan muy buenas razones, ni mucho menos, exista mala intención, en solicitar “Estado de Excepción”. Pero, también esta solicitud debe hacerse desde varios puntos de vista y que merecen tenerse a la vista a fin de enriquecer la democracia. Precisamente, me parece que la cuestión de “seguridad pública” requiere una nueva impronta de los Municipios y de otras autoridades regionales. En otras palabras, un nuevo pensamiento debidamente esquematizado y de nuevas formas de organización debidamente legitimadas en el plano institucional a nivel regional y/o comunal.
Creo que se quedaron pegados en reuniones de cuatro paredes, tomando el camino más corto, fácil, cómodo y tradicional. Traspasar el problema de la lucha contra la droga y la delincuencia a nuestras FF.AA. Es decir, una de las principales tareas y responsabilidades de nuestra sociedad, la traspasamos temporalmente, por presión ciudadana y de la prensa, a los altos mandos militares. No, no puede ser.
Las autoridades que gritan por un Estado de Excepción, debieran darse un tiempo para pensar más profundamente. Está bien, que el Alcalde de Colchane, pida mayor presencia del Estado para resguardar nuestras fronteras y evitar la invasión de extranjeros ilegales a su comuna. Es un Municipio pequeño y con escasos recursos. Pero, otra cosa muy diferente, es trabajar en terreno con los pobladores para resguardar nuestras propiedades y emprender una decidida lucha contra la delincuencia. Una sabia planificación de recursos y la eficiencia de éstos, son los primeros pasos.
Este es un grave problema de nuestra actual civilización, donde nuestro liderazgo de la clase política debiera saber sacar su cabeza debajo del fango y encauzar su mirada de verdad en la era del siglo de la revolución tecnológica: PRODUCTIVIDAD; empezando con las Juntas de Vecinos y Uniones Comunales y otras organizaciones intermedias. Planificando una estrategia de seguridad, con metas controladas, al más alto nivel de nuestra ciudadanía y autoridades con las fuerzas policiales.
Le corresponde al actual Gobierno, mejorar su Presupuesto del próximo año destinados a este objetivo. Más contratación de personal policial, con más implementos de última generación, armas y medios de comunicación de los cuarteles policiales. Multiplicar las “cámaras de seguridad” con capacidad de identificación facial y nocturna: en el centro, calles, paseos públicos y en las poblaciones. Planificar a corto plazo el recambio de las actuales Cámaras por las más modernas del mercado tecnológico. Adquirir “Drones” controlados por personal especializado y con autonomía de vuelo por largas horas. Proyectar la construcción de un nuevo Edificio para control de Cámaras de Seguridad bajo la Dirección Policial.
A lo expuesto, con suma urgencia corregir las leyes que son permisivas, blandas y que con llevan vacíos legales. La “mano dura” contra la delincuencia no pueden caer en la famosa” puerta giratoria”. Asimismo, estoy de acuerdo que los inmigrantes ilegales que cometen “delitos”, siempre lo he sostenido, comprobada su participación, merecen ser puestos “ipso facto” en la frontera de su país natal.
En cuanto a los otros que llegan o ingresan al país, buscando un mejor destino y se ganan la vida con sacrificio personal, creo que pueden tener el patrocinio de una entidad con personalidad jurídica mientras regularizan su situación. También, aquí se precisa agilizar los tiempos y trámites. Conozco más de un caso, donde el “extranjero” llevaba dos años esperando que, en Santiago, le acogieran su solicitud.
En resumen, creo que el Estado de Excepción, a mi juicio debiera ser invocado, solamente, cuando se han agotado todos los esfuerzos del orden legal establecido en las facultades de las autoridades correspondientes. Esto demanda de nuevos esfuerzos y redefinir las acciones, dando prioridad a la seguridad pública. El ejercicio de la democracia, requiere que todas las autoridades, dejen sus ideologias a un lado. Se pongan a elaborar un Super Plan de Emergencia de la Región de Tarapacá, por ejemplo:
1º.- Solicitar con urgencia al Gobierno más recursos económicos para estos fines: Donde se señalen los montos y en que se gastarán. 2º.- Mayor autonomía de la Región en concordancia con el Artículo 3º de la Constitución vigente para elaboración de sus planes estratégicos. 3º.- Dejemos de pasarnos de listos y veamos nuestra mediocridad. Parece una historia de nunca acabar. Aquí falta un liderazgo potente para poner a la delincuencia tras las rejas. 4º.- El compromiso de las autoridades de trabajar por la Región; sea por lo menos 5×2. Evaluando su gestión en forma pública en aras de estas nobles y grandes metas.
