El llamado caso del psicópata de Alto Hospicio salió a la luz pública el 12 de julio 2000, fue catalogado en un comienzo como la desaparición en un periodo de nueve meses de cinco menores desde la localidad (no era comuna todavía) aledaña a Iquique.
Al principio, Carabineros e Investigaciones afirmaron que las jóvenes desaparecidas huyeron a Perú, donde podrían «encontrarse ejerciendo la prostitución». Esta versión policial apuntaba a una red de pornografía infantil conformada por «ciudadanos de nacionalidad peruana que reclutan jovencitas para filmar películas pornográficas”, informaba la prensa de la época.
Este fue el comienzo de una serie de errores basados en prejuicios que protagonizaron las policías. Es así como personal de Investigaciones de Arica e Iquique afirmó que las menores huyeron de sus casas. Inclusive, se afirmó que las menores estarían pidiendo dinero en las afueras de Santiago y Talca.
HIPOTESIS
Hasta cercanos a las víctimas manejó la hipótesis. Juan Petersen, orientador del liceo Eleuterio Ramírez donde estudiaban cuatro de las víctimas, afirmó que las niñas «abandonaron sus casas por diversos motivos. El principal es la falta de afecto que les brinda su entorno familiar».
Sin embargo, a partir del 18 de julio 2000 comenzaron a aparecer ropas y otros elementos pertenecientes a las menores en piques y basurales cercanos a Alto Hospicio.
A pesar de esto, en 2001 la Corte de Apelaciones de Iquique rechazó designar un ministro especial para investigar el caso, que estaba repartido en cuatro tribunales distintos.
BARBARA
Un hecho clave en la investigación ocurrió el 4 de octubre de 2001, cuando es secuestrada la menor Bárbara N. de 13 años, estudiante del mismo liceo Eleuterio Ramírez. Su atacante, que se presentó como «el sicópata de Hospicio» la violó y posteriormente lanzó a un pozo, donde le lanzó piedras.
Sin embargo, la joven recuperó la conciencia y cinco horas después denunció el hecho a Carabineros. La policía la envió a la Unidad de la Familia de la institución, donde la menor reiteró que su agresor admitió haber matado a las otras niñas. Ese mismo día Carabineros detuvo a Julio López Silva.
LAGOS
La lentitud en las pesquisas y los prejuicios bajo las que se realizaron, fueron fomentando el enojo en los familiares de las víctimas, que sólo un día después de la detención de Pérez Silva -aún no se le relacionaba con las desapariciones- se hizo evidente contra el Presidente Ricardo Lagos.
Durante una visita a Iquique, el Mandatario quedó expuesto a la molestia de los familiares, durante un improvisado encuentro realizado al término de un acto en el Teatro Municipal.
Lagos les aseguró que se estaba realizando el mayor operativo policial que se haya hecho en Chile, incluso con diligencias en Bolivia, Perú y Paraguay, pero que aún no había resultados concretos, por lo que pidió excusas. Finalmente, optó por concluir el encuentro con un «gracias», retirándose rápidamente del lugar.
14 CRIMENES
Al día siguiente, Pérez confesó ante la policía que los cadáveres de tres de sus víctimas se encontraban en un pique abandonado de la mina Huantajaya, a 25 kilómetros de Iquique, lugar que había sido revisado infructuosamente tres meses antes.
Con el paso del tiempo, Pérez terminó por confesar la totalidad de los 14 crímenes.
En febrero de 2004, Julio Pérez Silva, es condenado a cadena perpetua por el Homicidio de 11 adolescentes y 3 mayores de edad en el intento de homicidio en contra de otras 2.
El psicópata de Alto Hospicio a los cuarenta años cumplidos en la cárcel, podría pedir beneficios carcelarios como salidas dominicales o “la diaria”. Eso sería el año 2041, cuando tenga 78 años.