El 18 de enero de 2018, durante su visita a Iquique, el Papa Francisco enfrentó una pregunta directa de una periodista de Radio Bío Bío al llegar al Campus Lobito, donde celebraría su última misa en Chile. La periodista Nicole Martínez le consultó sobre las acusaciones de encubrimiento de abusos sexuales que pesaban sobre el obispo Juan Barros Madrid, preguntándole si seguía respaldándolo.
La respuesta del Pontífice fue contundente y generó una ola de críticas: “El día que me traigan una prueba voy a hablar. No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia. ¿Está claro?”. Estas palabras causaron indignación entre las víctimas de abusos y sus defensores, quienes consideraron que el Papa desestimaba sus testimonios.
Sin embargo, este momento marcó un punto de inflexión. Durante su viaje de regreso a Roma, Francisco reconoció que la información que tenía sobre el caso no era suficiente y decidió enviar al arzobispo Charles Scicluna como visitador apostólico para investigar las denuncias. Este gesto abrió la puerta a una revisión más profunda de los casos de abuso en la Iglesia chilena.